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El tercer día pasó tranquilamente. La noche anterior reportaron el extraño incidente al policía del fraccionamiento y ese hombre raro no volvió a presentarse. La mayor parte de la mañana la utilizaron para hacer limpieza y así la tarde se dedicaron a hacer parte de la cena, además de terminar algunos pendientes como, en el caso de Yongsun, terminar trabajo y envolver los regalos para su pequeño intercambio.

Taeyong simplemente no entendía por qué no eliminaron del 26 al 30 de diciembre del calendario si esos días eran solamente relleno; quizás era un pensamiento infantil, pero a él le gustaba festejar el año nuevo y creía que todo sería mucho mejor si no tuviera que esperar una semana más después de navidad para hacerlo. Luego de terminar ese día tan aburrido e ir a dormir muriendo de frío, el 31 de diciembre llegó acompañado de una nevada.

Taeyong despertó al sentir un brazo rodear su cintura; a pesar de que no había vuelto a suceder nada extraño, Taeyong y Ten durmieron juntos una vez más, no por miedo, sino porque de ese modo no pasaban tanto frío, así que ahí estaba Taeyong inmóvil tratando de descifrar lo que sucedía, y es que estaban acurrucados uno detrás del otro, en este caso Ten pegado a su espalda abrazando su cintura. Estaban durmiendo de "cucharita".

¿Qué?... pero Ten es pequeño.

En medio de sus pensamientos sintió a Chittaphon moverse, entonces se cubrió su rostro sonriente. El menor no era lo suficientemente grande para cubrir el cuerpo de Taeyong, por lo que su cabeza no estaba a la altura de su cuello, sino de su espalda, y debido a que se había movido para estar más cubierto, lo único que había logrado era hacer a Taeyong querer gritar luego de sentir su respiración en la espalda.

Taeyong pudo levantarse de la cama hasta que Chittaphon cambió su posición para estar boca arriba, sin embargo no fue lo suficientemente cuidadoso y tiró su cargador del buró al querer desconectar su teléfono.

Ten se quejó y se tapó completo con las cobijas —¿Qué hora es?

—Temprano todavía.

—¿Qué vas a hacer?

—Tengo hambre, voy a bajar.

—Despiértame en media hora, ¿si?

—mhm.

Taeyong bajó a la cocina con Lawan quien solía levantarse temprano, juntos prepararon el desayuno y a las 10 en punto estuvieron todos sentados a la mesa listos para desayunar. Gran parte del día estuvieron dedicados a terminar la cena, Yongsun y Lawan hicieron la pierna enchilada con pasta que iban a cenar y, con instrucciones de la tailandesa, Taeyong y Ten hornearon un pequeño pastel de chocolate.

Como su intercambio iba a ser a las 21hrs,más o menos empezaron a arreglarse desde las 19 en punto para poder estar listos sin tanta prisa.

Ten había tomado un baño caliente; debido a que se iba a cambiar en la recámara salió de la regadera con ropa cómoda mientras con una toalla se secaba el cabello. Tomó a Taeyong desprevenido; cuando salió, el mayor apenas estaba quitándose la playera de encima.

—¿Qué te vas a poner?

Taeyong caminó al armario —Pantalón, camisa... ¿camisa blanca o negra?

—Depende.

—Decide.

—Blanca.

Chittaphon terminó primero de arreglarse, con una camisa oversize desfajada solamente de un lado de enfrente y el primer botón desabrochado, pantalones holgados y tenis, completamente de blanco, su cabello lacio como normalmente lo acomodaba y una cadena de oro sumamente delgada adornando su cuello. Ya que tenía frío, Taeyong le prestó un suéter tejido color hueso y con esa vestimenta bajó a la sala.

Taeyong no tardó mucho más en estar listo, luego de poder acomodar su cabello a su gusto se puso loción y también bajó con los demás.

Chittaphon no pudo evitar despegar la vista de su teléfono de forma tan obvia. El ahora peli-negro iba bajando las escaleras mientras se arremangaba las mangas, ¿era necesario hacerlo enfrente suyo? Llevaba un pantalón y zapatos negros, una camisa blanca con los dos primeros botones desabotonados y una especie de corset que "desarreglaba" la camisa, aunque eso era más bien lo que hacía que Taeyong se viera tan bien, además había levantado de lado su flequillo, y sus aretes lo hacían parecer más rebelde.

La forma de caminar tan confiada que de repente había adoptado... Chittaphon sólo podía agradecer que Taeyong no se había percatado de su mirada atenta, no aún. Pero Lawan sí.

Ten hizo lo posible por mirar su teléfono cuando Taeyong empezó a caminar en su dirección.

—¿Me peiné bien? —Taeyong susurró cerca de su oído.

Ten quizo reír, ahora el mayor estaba sentado a su lado mirándolo atentamente con sus grandes ojos esperando su aprobación. ¿Dónde había quedado el Taeyong de las escaleras?

Ten asintió —Te ves bastante bien.

Taeyong sonrió satisfecho.

Su intercambio empezó 10 minutos después de las nueve, los cuatro estaban distribuidos en los dos sillones y todos sus regalos estaban en la mesa de centro, habían decidido que el primer regalo lo daría la más grande, en este caso, Yongsun.

La coreana se levantó y llevando su regalo de envoltura roja, caminó hasta el más joven para abrazarlo.

—Espero que te guste.

Ten sonrió y agradeció, al abrirlo se encontró con una sudadera negra que a primera vista parecía perfecta para el frío. Ahora fue su turno de dar su regalo. Tomó de la mesa una bolsa café decorada con un moño dorado, pasó con un poco de dificultad entre el sillón y la mesa hasta posicionarse enfrente de Taeyong. Con una sonrisa le extendió el regalo.

—¿En serio te toqué yo?

—Sí, en serio.

Taeyong levantó las cejas y se puso de pie para abrazar al menor. Taeyong abrió la bolsa, lo que había dentro era una sudadera, también negra. Taeyong se rió.

—Ahm, no esperaba que me dieran una sudadera negra y... bueno, la tuya tiene cierre, la mía no. —Ten dijo.

Taeyong asintió con una sonrisa —No importa, está bien así.

El siguiente regalo fue para Lawan por parte de Taeyong, le había regalado un collar y unos aretes a juego. Finalmente, terminaron el intercambio con el regalo de Lawan para Yongsun, que era un bolso color negro.

A las once empezaron a cenar mientras platicaban sobre cualquier cosa que les llegara a la mente. Cuando dieron las doce en punto, recibieron el año nuevo con emoción y más abrazos, felicitaciones y buenos deseos, hicieron también un pequeño brindis y después siguieron platicando en la mesa. Taeyong estaba pasándola bien, ciertamente sorprendido al ver a su madre riendo a carcajadas, porque esa mujer seria ya se había pasado de copas y no podía parar de reír con cada cosa que decía Lawan.

A las tres de la madrugada Taeyong ya no podía con su vida. Los dos jóvenes estaban sentados en el sillón, Taeyong con la cabeza apoyada en el hombro de Ten, ambos observando a sus madres jugar cartas preguntándose qué tomaron para seguir con tanta energía a esa hora, porque Ten también quería irse a dormir, sólo que todavía podía mantener los ojos abiertos, Taeyong ya no.




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Mañana actualizo

Escapando de mi ex I TaeTenWhere stories live. Discover now