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Ten se recargó en el coreano —Me cansé— se quejó.

—Eso no fue ni la mitad del ejercicio que haces.

—Lo sé ¡ah! Estoy perdiendo condición.

Taeyong volteó su cabeza hacia él y rió.

—Tienes pasto en el cabello.

Ten resopló —Hoy no es mi día.

Taeyong dio una palmada en su hombro para que volteara, Ten se puso de frente, el peliblanco con su mano libre empezó a quitar los restos de pasto que tenía en el cabello.

—¿Y ahora qué?

—¿Quieres regresar a la casa?

—No.

—¿A la plaza?

—No, mejor vayamos a algún parque o algo.

—Va. Por cierto, te caíste, ¿estás bien?— terminó de sacudir el pasto y acarició disimuladamente su cabeza.

—Supongo— dijo no muy convencido —Me duele un poco el tobillo, pero ya corrí, así que no creo tener algún problema.— mintió, porque la verdad le dolía bastante el tobillo y más después de haber corrido, tal vez el dolor se haría peor cuando su cuerpo se enfriara, pero no quería preocuparlo, el día se había arruinado gracias a la relación con su ex novio, y decirle que no iba a poder caminar... simplemente no quería darle más trabajo.

—¿Seguro? Si quieres vamos al doctor.

—No no, estoy bien.

Esperaron un poco más y salieron de los baños, se dirigieron a comprar los boletos; fue hasta que Taeyong pagó que soltó la pequeña y cálida mano del tailandés, la cual había acariciado discretamente con sus dedos entrelazados. Las manos de Ten le parecían bonitas, y más ahora que las había visto envueltas por las suyas. Dentro del metro, mientras esperaban su parada, Ten había estado moviendo su tobillo izquierdo en círculos, debía aguantar un poco el dolor.

Bajaron en la séptima estación, años antes el tailandés y su madre estuvieron viviendo en una casa no muy lejos de ahí. Llegaron a un parque escondido detrás de varios edificios y negocios, estaba rodeado por muchos árboles de hojas rojas por el otoño, había varias zonas de juegos con toboganes, columpios, también localizaron pequeños puestos de golosinas, algodones de azúcar y helados.

—Compremos algo. ¿Quieres algo?

—Primero compra lo tuyo a ver si se me antoja.

—Pensaba comprar helado de chocolate.

Ten asintió rápidamente —Entonces quiero de vainilla.

Tomaron su helado en cono y fueron a los columpios por un rato mientras platicaban.

—¿Crees que me regañen si voy al tobogán?

Taeyong pasó el bocado —No hay nadie que te vea.

—¿Te molesta si te dejo solo?

—El tobogán está frente a nosotros, Ten.

—Lo sé, pero tal vez quieras seguir hablando.

—Ve.

El pelinegro se levantó del columpio con su helado en mano, se dirigió a la pequeña estructura de juegos. Subió las escaleras apoyando la mayor parte de su peso en su pie derecho y el barandal, antes de su destino había un puente de madera, lo cruzó con algo de dificultad y se aventó por el tobogán azul; hizo lo mismo quizás unas seis veces, luego regresó con el peliblanco, este levantó la mirada y Ten tocó su mano, cuando Taeyong recibió un toque él empezó a reír.

Escapando de mi ex I TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora