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El segundo día Ten despertó primero por el ruido de la licuadora, y ya que no logró conciliar de nuevo el sueño salió de la cama.
Aproximadamente a las 11 estaban desayunando todos juntos en el comedor contando algunas anécdotas y también dando algunas ideas a los dos chicos sobre qué hacer para que no se aburrieran demasiado, por lo que en la tarde salieron a conocer el lugar.

Como ya habían visto, el fraccionamiento era bastante grande, así que no se alejarían demasiado. Ninguno de los dos estaba hablando, Taeyong iba con la cabeza agachada resguardando del frío su nariz y boca detrás de su bufanda; con las manos en los bolsillos, Ten caminaba lentamente detrás de él mirando todo a su alrededor.

—¿Qué somos los únicos aquí? —Taeyong preguntó.

—Eso parece. Ayer que veníamos en el coche sólo vi dos o tres casas más con gente, pero estaban cerca de la entrada. —Ten llegó a su lado.

—No me gusta esto, no logro estar tranquilo.

Ten suspiró —Sólo cuatro días más.

—Ya lo sé, tal vez lo pienso demasiado, pero el ambiente es un poco raro.

—No lo piensas demasiado, me siento igual, sinceramente me da un poco de miedo.

—A mí también.

—Quizás sería mejor si regresamos. —Ten propuso.

—mhm.

Así, los dos se dieron la vuelta y comenzaron a caminar de regreso a la cabaña. Al llegar los recibió el calor de dentro, el rico olor a chocolate caliente y sus madres poniéndose chamarras y tomando sus bolsos para salir.

—¿A dónde van? —Taeyong preguntó quitándose su chamarra.

—Por cosas para la cena. —Yongsun respondió.

—¿No compramos todo ayer?

—Teníamos pensado hornear algún postre, pero no lo anotamos en la lista.

—Oh, bueno.

—No tardamos, cuídense, hice chocolate caliente. —dijo Lawan.

Las dos mujeres atravesaron la puerta y se metieron rápidamente al automóvil. Taeyong y Ten subieron a su cuarto, el mayor se sentó en la cama a ver la televisión mientras el tailandés tomaba un baño.

Ten salió media hora después con un pantalón de pana y dos suéteres encima, se sentó al lado de Taeyong mientras secaba su cabello con una toalla.

—¿Por qué no te pones algo encima? Hasta traes roja la nariz. —Taeyong dijo.

—Ahorita. Voy por chocolate, ¿quieres?

—Bueno.

Chittaphon se levantó y bajó a la cocina para servir dos tazas de chocolate caliente. Como estaba anocheciendo, dejó las tazas en la mesa y fue a cerrar las cortinas. Estaba por cerrar las que estaban cerca de la puerta de entrada cuando vio a un señor a través de la ventana, el hombre estaba parado de espaldas mirando hacia los árboles; Ten cerró la cortina pero por un pequeño hueco decidió ver qué pensaba hacer, sin embargo, los pocos minutos que lo estuvo observando, el señor no se movió.

Chittaphon entreabrió la puerta y sin salir prefirió preguntarle.

—Buenas noches, disculpe...

El hombre se dio la vuelta y lo miró directo a los ojos.

—¿Se le ofrece algo? —preguntó amablemente, al no obtener respuesta repitió la pregunta —Señor, ¿s-se le ofrece algo? —esta vez tartamudeó.

Por segunda vez hubo silencio; aquel desconocido permaneció inmóvil y sin pestañear, lo que hizo a Chittaphon llenarse de miedo y comenzar a temblar; no esperó más y de un portazo cerró la puerta, luego corrió a la recámara. Encontró a Taeyong poniéndose de pie pero lo ignoró y temblando se metió a la cama.

—¿Qué pasó?

Ten no habló.

—¿Todo bien?

—No sé. Cierra la cortina. Llámale a tu mamá.

—¿Por qué?

—Un señor en la puerta y abrí y volteó y me vio, no contestó, inmóvil, no dejaba de verme. —atropelló las palabras.

—¿Qué?

—El chocolate lo dejé abajo.

—No importa, explícame bien lo que pasó.

—Fui a cerrar las cortinas y vi a un señor afuera de la puerta pero no se quitó, entonces le pregunté si necesitaba algo y se volteó y se me quedó viendo sin pestañear ni moverse o contestar. Cierra la cortina.

Taeyong obedeció y palideció cuando vio a dicho hombre parado afuera de la puerta mirando hacia esta; cerró rápidamente la cortina y fue a la puerta a hacer lo mismo con ella, de regreso a la cama apagó la luz y dejó encendida la lámpara además de tomar su teléfono y el de Ten.

Taeyong volvió a sentarse en la cama, ahora debajo de las cobijas al igual que Chittaphon. En seguida llamó a su madre para advertirles sobre el hombre en la puerta, lo que resultó en que las dos mujeres se quedarían un rato más en el supermercado.

—¿Ahora qué? —Ten preguntó jugando con sus dedos.

—Me quiero ir de aquí.

—Me voy a quedar con ganas de hacer una fogata.

—Yo igual.

—...¿Podemos dormir juntos hoy? —Ten preguntó en voz baja.

—Sí, está bien.






***
Holaa, ya vine. Definitivamente no tuve tiempo estos días para terminar los capítulos, así que estarán un poco atrasados, y hablando de atrasado, feliz año nuevo!! Espero que quienes lo festejaron lo hayan pasado bien, y bueno, a todos les deseo un buen año, mucha salud y felicidad, que les vaya muy bien tanto en sus estudios como en el trabajo, que puedan cumplir sus metas y sus deseos, también quiero decirles que tengan paciencia y mucha, mucha fuerza, créanme que, aunque tarden, las cosas siempre mejoran. Por último me gustaría recordarles que son suficientes y que valen muchísimo.

Esto es todo y ya lo saben, muchas gracias por leer y que tengan lindo día, tarde o noche.

Escapando de mi ex I TaeTenWhere stories live. Discover now