27

479 43 44
                                    

Respiré hondo y me pasé las manos por la cara. Ya no sabía que pensar. Ni mucho menos sabía que hacer.

De entre todas las noticias que podrían haberme dado esa era la peor de todas.

Mi madre, la mujer que me trajo al mundo, estaba saliendo con alguien y me lo estuvo ocultando.

—¿Tu sabías algo? —le recrimino a Erin.

Ni siquiera fue capaz de decir algo coherente en cuanto ese hombre me lo dijo y lo único que sentí fueron ganas de echarle a patadas del hospital y quizá también romperle la cara. Nunca había sido violento, hasta ahora. Pero que ese hombre me dijera esa noticia me dejó descolocado y perdido, como si ya no conociera a la mujer que estaba en la camilla a la cual llamo mamá.

Erin me sacó del hospital antes de que cometiera una locura y el aire frío de la noche nl calmó lo más mínimo mis pensamientos echos lío.

Mi madre está al borde del precipicio y por culpa de ese hombre siento que la odio por ocultarme algo así.

—Claro que no sabía —responde cabreada cruzándose de brazos—. Y si lo hubiera sabido no tengo ningún derecho de contártelo.

—¿Te vas a poner de su parte? —exclamo—. Tu novio soy yo.

—Y tu madre es mi amiga —exclama igual de enfadada que yo.

Nos quedamos en silencio. Doy vueltas por la entrada del hospital pasando las manos por mi pelo una y otra vez. Me frustraba cuanto más pensaba y más vueltas le daba.

Cansado me apoyé en uno de los alféizar de las ventanas y cerré los ojos un instante.

—¿Por qué no me lo contó? —pregunto en voz baja.

Siento a Erin acercarse y abro los ojos para encontrarme su precioso rostro de diosa delante de mí.

—Creo que deberías intentar ponerte en su lugar y entender que no es fácil de contar algo así —se abraza a sí misma y mira al suelo moviéndose inquieta.

Frunzo el ceño. Entiendo el doble sentido de sus palabras al instante.

—No es lo mismo y lo sabes.

—Claro que es lo mismo —replica y me mira fijamente—. Eres su único hijo y yo me estoy aprovechando de ti.

—Tu no te estas aprovechando de mí —gruño molesto agarrándola del brazo para atraerla hacia mi—. Y deja de pensar esas gilipolleces porque sé a donde lleva eso y no quiero.

Erin suspira y me mira agarrándome de las mejillas solo me da un simple beso y me abraza y ahora mismo es lo que más necesitaba. Que alguien me demostrara cariño y apoyo.

—Ni te atrevas a dejarme —murmuro contra su cuello y su respuesta es acariciarme el pelo. 

Me aparto un poco para mirarla a los ojos y una dulce sonrisa crece en sus labios y mi corazón empieza a palpitar por lo mucho que me encanta su sonrisa y como le brillan los ojos azules.

—Te quiero Erin —suelto incapaz de contenerme.

Siento que ya no me conozco, no soy el mismo chico sin sentimientos que era capaz de estar con cualquier tía sin sentir nunca nada por ninguna pero ahora con Erin todo es muy diferente, lo que siento no sabría expresarlo en un millón de años porque es como flotar en una nube y esa sensación, que nunca podré experimentar, me hace pensar que será lo mas increíble y satisfactorio que podría sentir nunca.

La nube bajo mis pies que Erin creó bajo mis pies y me hizo subir hasta tocar el cielo se empieza a esfumar al ver como su sonrisa se tensa y va desapareciendo despacio, traga saliva y su expresión se convierte en una asustada y sorprendida.

Atracción ✔️Where stories live. Discover now