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Extiendo mi mano para que me entregue la pastilla.

Lyd ríe y se gira hacia mi, abre su boca y saca la lengua mostrando la pastilla blanca.

Su mano se apoya en la parte superior de mi pierna y se inclina hacia mi. Su boca se acerca a la mía y yo me dejo llevar cuando sus labios llegan a los míos. Nuestras bocas se mezclan y su lengua roza mis labios pidiendo el paso de su lengua y abro la mía dejando que entre. La pastilla entra en mi boca y me separo para tragármela.

Lyd me mira fijamente con la respiración acelerada, las pupilas dilatándose y relamiéndose los labios.

Se lanza de nuevo hacia mi pegando su boca a la mía besándome con ansias y yo le devuelvo el beso de la misma forma. Levanta una pierna pasándola por encima de las mías y se sienta encima moviendo sus caderas de forma tentadora aferrándose a mi con desesperación.

Tira de mi pelo con fuerza y su lengua me invade enredándose con la mía. Suelta mis manos y va directa al botón de mis pantalones y no sé porque no la detengo. Saca mi pene de mis calzoncillos y lo acaricia. Agarro su pelo en mi puño echándola hacia atrás y ella sonríe mordiéndose el labio.

Me suelta levantándose de encima de mi y busca en su bolsillo sacando un condón. Se quita los pantalones y las bragas y se sienta de nuevo sobre mi abriendo el condón y poniéndomelo atrapando mi labio entre sus dientes.

Con el condón puesto cogió mi pene con la mano y la llevó hasta su entrada introduciéndola lentamente.

Para ser tan joven parece una experta en sexo, la velocidad con la que me puso el condon es impresionante.

La agarré del pelo cuando estuve completamente dentro y gimió cerrando los ojos aferrándose a mis hombros temblando de placer. Movió sus caderas despacio contra las mías subiendo y bajando, primero despacio y luego cogiendo ritmo.

—¡Dios Aiden! —gime pasando sus manos por mi pelo.

Su boca busca la mía besándome con fiereza, tirándome del pelo amortiguado sus continuos gemidos contra mi boca haciendo círculos con su lengua contra la mía.

Tiembla mientras se aferra a mi cuello sin dejar de moverse y gemir mi nombre. Lyd me clava los dedos en los hombros y suelta un gemido fuerte llegando al orgasmo. Moviéndose un poco más cerré los ojos y me corrí llenando el condón con un orgasmo que me deja aturdido.

La droga ya había empezado a hacer efecto, todo me parecía más nítido, la cabeza me daba vueltas más que antes y el corazón me palpitaba con demasiada velocidad, podía oír mis latidos y si me concentraba hasta podía oír mi sangre correr por mis venas.

Se levantó de encima de mí y me quité la gomita tirándola a la basura que había al lado del lavabo. Me limpié los restos con una toalla y me subí los pantalones. Me tuve que sujetar a la pared para no caerme por el fuerte mareo que sentí. Me costó concentrar mis pensamientos en algo que no fuera lo mucho que pesaba mi cuerpo y lo extraño que se veía todo.

—Es fuerte, verdad? —Lyd sonrío como un ángel diabólico y sabia que la había liado demasiado.

—Escucha —dije pero no estaba seguro de si había dicho eso, pues mi cerebro estaba muy confuso y revuelto de palabras—. Esto no ha ocurrido.

—Nadie se enterará te lo juro —alzó la mano extendiendo el meñique—, será nuestro pequeño secreto.

Soltó una risita y esperó a que entrelazara su dedo. No estaba seguro de que mantendría su palabra, pero tenía la esperanza de que la droga fuese lo suficientemente fuerte para hacer que se olvidara de todo lo que pasó.

Atracción ✔️Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ