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La semana se me pasó muy despacio. Me pasaba los días yendo al instituto en autobús y volviendo a casa temprano para quedarme toda la tarde encerrado viendo series o jugando a videojuegos en el ordenador.

Kenneth recuperó su buen humor de siempre y dejado de quejarse todos los días ahora que había mojado, y de la mejor forma estaba al acecho de cualquiera que estuviera dispuesta a acostarse con el, incluso creo que lo está intentando con la profesora Kim que por algo lleva siendo su obsesión desde que entramos en el instituto y conoció a esa mujer.

Ahora era yo el que estaba sumando días a la racha de sequía. Desde el día de la fiesta, Karla no había intentando meterme mano ni violarme en mitad del pasillo. Solo me había escrito un mensaje para quedar pero cuando le respondí no me contestó nada más.

Tampoco es que fuera la única chica en el planeta y no me importaba estar un par de días sin sexo. A pesar de que Kenneth estaba deseando ir a otra fiesta yo me negaba ya que seguía castigado y a pesar de que mi madre no estaba no me gustaba ser desobediente y la confianza era lo que más me importaba, y mentir no estaba en mis planes.

Durante la semana Kenneth y yo nos pusimos a jugar online durante la tarde. El cabrón hacía trampas y siempre me acababan matando primero. Me canse de jugar cuando ya era por la noche y no tenía ganas de cocinar. Cogí el teléfono de la cocina y encargué una pizza, unas alitas y unos nachos, puede que no desobedezca en lo referente a salir pero la comida basura no iba a desaparecer de mi menú y ahora que no había nadie que me controlara podía comer cuanto quisiera y cuando quisiera.

Mientras esperaba la llegada de mi comida acomodé el salón para ver películas. Dejé mantas, cojines, una botella de agua fría, cerré las cortinas y abrí el armario de la tele para poner una película. Me di una ducha rápida y me puse un pantalón corto de chándal y pasé de la camiseta porque hacía suficiente calor dentro del piso.

El telefonillo por fin suena y Gunter me avisa que la pizza esta aquí y que enseguida la sube. Voy a por mi cartera y abro la puerta a la espera del postero del edificio.

Me llevo una sorpresa al ver que cuando el ascensor se abre no es Gunter quien aparece sino Erin y lleva mi comida en sus manos.

—Me parece que esto es tuyo —dice con una sonrisa.

—Gracias —le devuelvo el gesto cogiendo la caja de cartón y la bolsa de sus manos.

—Y no te preocupes ya he pagado por ti —me guiña el ojo y se acerca a su puerta.

Me lo pienso un momento y decido hablar.

—¿Te apetece acompañarme?

Erin se queda quieta con las llaves colgando de sus dedos y me mira sorprendida.

—Mi madre me matará si se entera de que me comí todo esto yo solo —bromeó sonriendo.

—¿De que es la pizza? —alza una ceja inquisitiva.

—Barbacoa.

Mira la caja y una sonrisa se forma en sus labios:—Voy ahora.

Abre la puerta de su casa y entra. Dejo la mía abierta y entro al salón para dejar la comida sobre la mesita de café y coger unos platos y vasos de la cocina.

Me siento en el sofá y sirvo dos trozos de pizza en cada plato. La puerta principal se cierra y aparece Erin en la puerta del salón con un pijama fijo de manga larga. Le ofrezco una de las mantas y un plato y me tumbo en el sofá.

—¿Que ibas a ver? —pregunta mordiendo un cacho de pizza.

—No había elijo aún —cojo el mando y se lo tiendo—. Te dejo escoger.

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