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Terminé de vestirme antes de salir de mi cuarto otro día más para ir al instituto. Hoy me sentía más despierto y me costó mucho menos levantarme después de haberme pasado todo el fin de semana durmiendo todo el día.

Tomé mi café en compañía de mi madre como ya era costumbre. Ella organizaba sus papeles de trabajo y yo la observaba en silencio. Me despedí dándole un beso en la mejilla y salí del edificio subido en mi moto esta vez asegurándome de salir con tiempo.

Con la mochila colgada del hombro caminé por los pasillos llenos de estudiantes hablando en pequeños grupos.

—¡Aiden Danner! —exclamó el escandaloso de mi mejor amigo posicionándose a mi lado y pasando un brazo por mis hombros, una costumbre que odié desde el primer día que lo conocí y que sigue haciendo solo para molestarme.

—Kenneth —respondí con simpleza apartando su brazo de mi.

—Tan cascarrabias como siempre —se burla con una sonrisa torcida—, promete ser una buena mañana.

Intenté ignorarlo al entrar en clase pero se sentó a mi lado y aunque yo fijé la vista en mi cuaderno el se giró para mirarme fijamente apoyando su barbilla en sus manos. Se pasó todo el rato en el que la profesora no llegaba mirándome muy concentrado, algo que me ponía los pelos de punta e histérico porque parecía estar pensando algo y cuando Kenneth piensa todo acaba en desastre. Sino que se lo digan a mi yo de trece años que se dejó convencer por el que se supone que es mi mejor amigo para entrar en el baño de chicas y cuando nos pillaron el me dejó tirado y acabé yo solo castigado.

Bufé molesto y dejé el lápiz sobre la mesa y me giré hacia el.

—Suéltalo de una vez Kenneth.

El sonrió aún más pareciendo un psicópata.

—Ya sé con quien te acuestas —exclamó por lo bajo con emoción.

—Lo dudo mucho —me burlé—, pero adelante sorprendeme.

Kenneth miró a cada lado como si alguien nos estuviera escuchando y se inclinó hacia mí.

—Es la morena esa de tetas grandes que siempre te sonríe por lo pasillos —afirma convencido.

—Esa morena de te sonríe a ti —repliqué poniendo los ojos en blanco. 

Mi mejor amigo es mas estúpido de lo que pensé.

—Mierda es verdad —se rasca la barbilla—. ¿Entonces es Kate de la clase de literatura? —niego con la cabeza— ¿Julie? —niego de nuevo— ¿Leire?

—¿Quién?

—No sé, me lo acabo de inventar —suelta una carcajada y yo me uno a el.

Por suerte la profesora Kim entra en clase y hace callar a Kenneth que se dedica a observarla embobado haciéndole dios sabe que en su imaginación enfermiza, espero que no me lo cuente después como hace siempre, no quiero tener mas pesadillas.

En la siguiente hora voy a la biblioteca para hacer un trabajo y de paso esconderme de Kenneth. Dejo mis cosas en la primera mesa que encuentro vacía y me pierdo entre las estanterías. Mis manos se llenan con libros de poesía y cuando intento centrarme y buscar lo que de verdad necesito alguien tira de mi hacia un pasillo sin darme tiempo a pensar o reaccionar.

Unos labios se estampan contra los míos con hambre y urgencia empujándome contra la estantería tirando algunos libros haciendo demasiado ruido que seguramente atraiga a la bibliotecaria para echarnos la bronca.

Me suelto y consigo alejar a Karla que quiere lanzarse de nuevo sobre mi como un animal encelo. Los libros acaban en el suelo con un gran estruendo al querer frenarla.

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