Capítulo 8

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Abrí el armario para sacar una caja de plástico

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Abrí el armario para sacar una caja de plástico. La destapé y arrojé la corbata de Dilan encima de los libros que había dentro. Una nueva pieza para mi colección. Volví a colocar la tapa y la regrese a su lugar, bajo los abrigos y sacos.

Me puse ropa adecuada para dormir y después me envolví entre las gruesas sábanas azul marino de la cama. Me quedé bocaarriba y miré el techo. Me pregunté cómo se vería el cielo esa misma noche allá afuera. Me lo imaginé pero la imagen de un recuerdo se interpuso entre mi imaginación y lo que alguna vez ocurrió de verdad.

El techo comenzó girar sin previo aviso y todo se volvió muy vivido:  los olores, colores y los sonidos. Recordaba hasta el mínimo detalle de aquel lugar.

El olor a pino verde y tierra húmeda era intenso y activaba mis sentidos

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El olor a pino verde y tierra húmeda era intenso y activaba mis sentidos. Mi respiración quedaba atrapada dentro de mis pulmones y el aire me abofeteaba la cara mientras corría desesperado a través de aquel oscuro y remoto bosque. Las  hojas y las ramas que había en el suelo crujían cuando las pisaba.

Mis pasos comezaron entorpecer.

Seguí corriendo hasta que por fin, me detuve en seco. El poco aire que aún conservaba me fue insuficiente. Mis pupilas se dilataron al comprender lo que había hecho.

La sangre de Zian se deslizaba poco a poco por su abdomen y manchaba la tierra.

¿Cómo fui capaz?

¿Cómo pude provocarle la muerte a mi compañero... a un amigo?

De eso acaba de darme cuenta, no lo consideraba solo un compañero, era un amigo... aun así le había hecho eso.

Me había convertido en un verdadero monstruo, yo me veía así.

Corrí hacia el cuerpo del chico muerto, con la esperanza de que no lo estuviera. Caí de rodillas causando que mi pantalón se empapara de sangre. Coloqué mis dedos en su cuello para sentir su pulso y... nada... ya no tenía. Pasé mis manos sobre sus ojos grises —todavía abiertos—  para cerrarlos.

Dirigí la vista hacia el arma homicida, una daga con empuñadura de plata y rubies, clavada en su cuerpo. Inspiré aire para luego desencarnarla de la profunda herida.

LA DAGA DE PAIN©Where stories live. Discover now