Capítulo Final

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Advertía las docenas de ojos tras mi espalda

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Advertía las docenas de ojos tras mi espalda. Estaba sentado en la primera fila de la sala de juicio, con Jake a mi derecha y Kadara a la izquierda. Sería una completa mentira decir que no me sentía ansioso. Tenía las manos sobre las rodillas y la vibración que me recorría los dedos me delataba.

Las sesiones de la corte se habían convertido en parte de mi rutina semanal después del funeral de Carter. De un juicio a otro, apelaciones y más. El caso de Marco Jeager causó mucha  polémica y confusión. Fue difícil conseguir el veredicto que deseábamos, pero finalmente lo sentenciaron a cadena perpetua. Los secuestro de civiles inocentes, entre ellos del de Hale MacKendrick, daños físicos a un oficial y el asesinato de Carter, miembro de la fuerza policial jugaron en su contra. No pudo escapar.

Pero ese día no estaba ahí por ese hombre.

—Jueves 27 de marzo del 2031. Caso 308 —anunció el juez. Pamela estaba a su lado como uno de los dos jueces en entrenamiento—. Después de haber escuchado el argumento de la fiscalía y la defensa, anunciaré el veredicto final. ¡Acusado pongase de pie!

El guardia de seguridad ayudó a Kevin, quien vestía un traje de preso color beige, a levantarse.

El abogado del acusado, Iván, lanzó una mirada hacia mi dirección y asintió para infundirme confianza. Yo hice lo mismo por el joven que estaba a punto de recibir su sentencia.

—Ante los cargos presentados por la fiscalía, como lo fueron: homicidio doloso y complicidad involuntaria con uno de los grupos criminales más buscados. La honorable cámara encuentra al acusado, culpable.

Mi boca se apretó por mera inercia.

»Sin embargo, la defensa ya estableció que el mismo acusado confesó y se entregó a la policía. Y aunque admite haber cometido tal acto con alevosía, según indica el código penal número 22, a demostrado clara evidencia de arrepentimiento. Por lo tanto, pide clemencia.

—Se le pide a la fiscalía reducir los cargos a tres años de aislamiento social, dos de servicio comunitario una vez fuera y una orden de restricción para la familia de la víctima. Pero, teniendo en cuenta que el acusado seguirá siendo menor de edad hasta el mes septiembre, lo mejor será que sea internado en la correccional durante los meses siguientes. Una vez cumplida su mayoría de edad deberá ser traslado a la prisión estatal para terminar de cumplir su sentencia —estableció el juez. 

Dilan y el fiscal en jefe a su lado intercambiaron unas palabras antes del que el mayor de estos se levantara para decir:

—La fiscalía se abstiene de objetar.

—Declaro el caso 108, cerrado. —El juez martilló tres veces desde el estrado antes de levantarse.

Kevin cerró los ojos y suspiró con alivio. Yo por mi parte, solté todo el aire que había retenido durante el juicio. Pero yo no fui el único en recobrar el sosiego, Iván dejó caer la espalda sobre el respaldo de su silla giratoria y se balanceó en ella de izquierda a derecha, satisfecho con su desempeño.

LA DAGA DE PAIN©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora