Capítulo 17

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Carter se había embolsado su verdadera personalidad durante mucho tiempo, lo hacía para forjar un buen parentesco con Elídan

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Carter se había embolsado su verdadera personalidad durante mucho tiempo, lo hacía para forjar un buen parentesco con Elídan. Si el resto se tragaba o no ese disfraz era su problema, pero a mí no podía engañarme y aunque estaba a punto de concederle la razón, dejarme ganar nunca ha sido lo mío.

—¿Me estás diciendo que quieres hablar como un policía aquí en el baño? —Señalé el lugar en modo de mofa.

Lo siguiente que vi fue cómo se cerraban sus ojos, en busca de serenidad.

—¿Por qué te interesa el trabajo de Iván? —soltó, apoyándose las manos en la cadera como si así pudiera mantener la calma que tanto le había costado recuperar.

No puede evitar sonreír. Luego deslicé dedos por el húmedo material de la superficie del lavabo, dónde estaban apoyadas mis manos.

—¿No puedo? —pregunté, con la intención de parecer herido.

—No, no puedes. No cuando lo haces con esa finalidad.

Él sabía algo y yo quería averiguar qué era.

—¿Finalidad? —me fingí ignorante, por breve segundos—. Ahhh, te refieres a eso. ¿Qué te hace pensar que esa es mi intención?

Zian me enseñó que la mejor forma de aflojarle la lengua a alguien es fingiendo que conoces lo que quieres averiguar. Al final la persona siempre termina por contarte la verdad, no a propósito claro está.

—Un instigador, sin pruebas, testigos, grabaciones o ADN. Nada más que un supuesto suicidio de por medio y la confesión de un tercero que jura haberlo isntigado —dijo.

Yo jamás mencioné un suicidio mientras hablaba con Iván. Ya lo tenía con la espalda contra la pared.

—Necesito que seas más específico —le pedí tras cruzarme de brazos.

Ni siquiera el agua había estado tan clara, pero necesitaba que su propia boca lo dijera y se notaba que él estaba en una grave controversia mental, seguramente debatiéndose entre callarlo todo o soltarlo de una sola vez.

—Las características que mencionaste antes me recordaron al caso que sacudió a la estación hace algunos años, ese que fue similar o peor al de la ballena azul de Rusia —dijo él.

Sentí que debía soltar un suspiro y lo hice.

—Segun sé —dije—, fue un compañero suyo quién los traicionó para ayudar a los que tú llamas «criminales».  ¿Por qué entonces buscas en mí lo que no encontraras?

Su ceño fruncido confirmó mis sospechas. Carter no conocía todos los detalles del caso. Sucedió antes de que se uniera a la unidad, y sería sorprendente que un novato tuviera esa información. Se delató a sí mismo: estaba investigando por su cuenta. Había entrado el árbol pero andaba por las ramas.

—¿Cuántos de ustedes hay? —preguntó antes darme la espalda.

Para espetar mi negativa a contestar llevé la vista al techo.

LA DAGA DE PAIN©Where stories live. Discover now