Capítulo 22

25 12 0
                                    

Duermo tranquilo sobre mi cama

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Duermo tranquilo sobre mi cama.

Me despierta un ruido, un chillido.

Es la puerta.

Me incorporo de golpe.

Es solo mi imaginación, la puerta de la habitación sigue cerrada, tal como la dejé unas horas antes.

Vuelvo a recostarme.

Golpeo la almohada un par de veces con la nuca y cierro los ojos.

Intento conciliar el sueño.

No puedo.

Esta vez me parece escuchar una respiración.

Abro los ojos muy despacio.

De pronto algo me atenaza los tobillos y me saca de la cama arrastras.

El edredón cae al suelo al mismo tiempo que mi cuerpo da contra él. Pese a que mi nuca se golpea contra el piso, intento estirar el cuello para ver lo qué o a quién me jala.

No distingo nada más que una silueta entre las penumbras.

Abre la puerta y me arrastra hasta la sala.

Estoy más interesado en saber quién es que en por qué me hace esto.

Entonces, como si me hubiera leído la mente, el extraño me suelta uno de los tobillos e ilumina su rostro con la llama de un encendedor.

Marco Jeaguer.

Mi respiración, que estaba agitada, se detiene solo para volverse más rápida.

Sacudo la pierna como si quisiera patearlo y él me suelta. Me giro sobre el piso e intento pararme pero, como el suelo está recién pulido y yo descalzo, me tropiezo.

Él se ríe y vuelve a sujetarme de las piernas.

Peleo con él hasta que de una u otra forma término de espalda contra el piso y con sus manos rodeandome y apretujandome el cuello.

Intenta estrangularme.

—Mereces morir en mis manos, rata traidora —dice.

Mis manos se aferran a sus muñecas para tratar que disminuya la presión.

—Vete —articulo, sacudiendo la cabeza de un lado a otro, pero él  no me suelta.

Los músculos de mi garganta se contraen cada vez más.

Muy en el fondo, sé que es una simple pesadilla, pero todavía no sé cómo salir de ellas, no siempre puedo hacerlo.

De repente, me suelta.

Inhalo todo el aire que puedo y la tos no tarda en acudir a mí. Me agito de un lado a otro y luego pego la frente contra el piso para regular mi respiración.

LA DAGA DE PAIN©Where stories live. Discover now