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Hermione

El embarazo es agotador, pero es algo único.

No diré que es miel sobre hojuelas, ni que es muy fácil. Al contrario el dolor de espalda es un infierno con solo 6 meses y debo agradecer a Merlín por que los vómitos desaparecieron.

Pero a pesar de todo era algo hermoso saber que habían dos pequeños o pequeñas creciendo dentro de mí. Que estaba logrando la magia que todas las mujeres, brujas o muggles tenemos: formar vida.

Fue difícil aceptar mi realidad, aceptar que la familia que yo siempre había imaginado no podría ser jamás... Pero después de todo tendría mi familia. Pequeña, si, pero completamente mía.

Mis hijos no van a necesitar de que Severus esté en su vida, por que mi amor por ellos es tan grande que vale por los dos...

Habían días que pasaban velozmente, el tiempo no perdona a ningún muggle o bruja... Pero había días en los que el tiempo parecía una tortura.

Pero a mí me llegó el tiempo. El tiempo de ser valiente, el tiempo de ser feliz, el tiempo de amarme y recuperarme, el tiempo de disfrutar mi maternidad y el momento de pasar más tiempo con mis padres y hornearle a Viktor las galletas que tanto le gustan.

Claro que para llegar a todo lo anterior tuve que hacer un poco de trampa. Hubo un día a finales del primer trimestre de embarazo en el que me desesperé. No pude tolerar más el llanto y el dolor emocional que tanto me oprimía el pecho.

Así que con mi varita en la sien, comencé a sacar los recuerdos que eran tan dolorosos. Las cosas que él hacía "demostrando su amor" y las puse en unas bonitas probetas con etiquetas que terminaron en un estante detras de una pared falsa en mi closet.

Solo un recuerdo quedó en mi mente, el día que él abandonó la habitación del hospital sabiendo que dejaría atrás a sus hijos, todo por una obsesión de su juventud. Era consiente de todo lo que pasó en mi tiempo con él, pero ya no revivía con exactitud cada cosa que pasé a lado de él.

Fué una gran ayuda, ya que hacer eso y cada sesión con mi psicóloga me ayudaba a tirar una a una las barreras que yo misma había levantado, las mismas que me aprisionaban en una jaula de miseria y desesperación.

Yo no quería ser una mala madre para mis hijos, no quería que vieran a una Hermione abatida día a día, infeliz por lo que yo misma escogí para mí vida. Ellos no se merecían eso. Ellos merecen más. Merecen lo mejor.

Y yo soy lo mejor.

(...)

—¿Alguna vez te he dicho que estoy sumamente orgulloso de ti? — preguntó mi padre mientras esperábamos en la sala a Viktor y a mi madre que habían ido por las pizzas que se me antojaron.

—Solo unos... 18 años —dije sonriendo y él sonrió con nostalgia.

—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Hermione. Eres un pequeño milagro que Dios envió a nuestra vida y no quiero nada más en este mundo que verte inmensamente feliz, hija.— fué inevitable no comenzar a llorar con sus palabras —No mereces menos que absoluta felicidad. Te lo mereces.

—Espero poder ser una buena madre y padre al mismo tiempo, así como mi madre y tú lo son conmigo...

—No digas tonterías, vas a ser la mejor madre del mundo. Vas a criar personas de bien tanto en nuestro mundo como en el mágico, recuerda que tu madre y yo vamos a estar para apoyarte en todo lo que esté en nuestras manos. No vas a estar sola jamás.

Abracé a mi padre por un largo tiempo. No puedo entender cómo es que me apoyan tanto a pesar de haberles decepcionado... Pero me siento tan feliz de que estén conmigo, de que sean mi pilar y que de entre todas las parejas y todos los padres que hay en este mundo, justo ellos sean mis padres.

—Papá mañana saldré para comprar los regalos de navidad. Sé que lo postergué demasiado y solo falta una semana, pero iré temprano para no agobiarte, lo prometo.

—Solo ten muchísimo cuidado, no me gustaría que en un descuido empieces a rodar por ahí. — lo miré con la boca abierta fingiendo haberme ofendido— No es cierto, cariño... Era broma, pero me sentiría muy tranquilo si Viktor te acompaña.

—También voy a comprar su regalo, así que prefiero ir sola. No te preocupes, voy a usar magia para regresar con las compras y así no me voy a exceder con el peso.


Viktor

Desde pequeño siempre supe que Nikola Krum, mi padre, era un hombre serio, rara vez mostraba sus sentimientos. Pero en el momento en el que su esposa dejó de respirar, una parte de él se fue con ella. No importaba tanto el hecho de que su matrimonio fue arreglado, lo que importa es la lealtad.

Nikola y Mariska fueron leales el uno al otro y eso es lo que los hizo salir adelante y aunque tal vez no había amor de esposos, había un fuerte sentimiento de compromiso y respeto. Aprendieron a verse como amigos y a partir de ahí fué que todo empezó a funcionar para esa pequeña familia que a través de los años prosperó y fué creciendo.

Mariska Krum murió en una fría mañana de Septiembre, la Viruela de Dragon no le dio tregua, ni un solo momento de tranquilidad y fué ahí, cuando me di cuenta de algo...

La muerte le llega a todo ser vivo en este mundo, ya sea mago, muggle, planta o animal... La muerte siempre llega y no le importa si tienes proyectos, metas, hijos o unas inmensas ganas de vivir.

Y yo no quiero morir.

Ya cumplí mis sueños materiales. Tengo una carrera propia, tengo casas, autos, terrenos inmensos, tengo dinero por montones...

Y todo lo tengo por que mis padres me ayudaron a seguir mis sueños, si yo quisiera, podría tener 10 hijos y ninguno tendría que trabajar para vivir con lujos, tampoco sus hijos y los hijos de sus hijos y los nietos de éstos.

Pero eso no me llena. No es suficiente tener oro a manos llenas, por que al final del día no tengo hijos, no tengo a mi compañera de vida, no tengo a mi igual, mi otra mitad.

Hermione es todo lo que alguna vez le pude pedir a lo que sea que nos lleve por la vida. Ella tiene el don de hacerme olvidar, de hacerme sentir bien, me brinda seguridad y calma.

Es inteligente, es decidida es valiente y es leal. Ella es fabulosa, pero sé que por el momento está rota. Su corazón está lastimado, su orgullo está deshecho y sus sentimientos son un torbellino...

Todo eso lo puedo ver en sus ojos.

Esos ojos que al verlos la primera vez hicieron que mi vida cambiara drásticamente. Y me gusta. ¡Merlín, me vuelve loco! La manera en la que me ve divertida cuando le cuento chistes que solo dan risa por lo tontos que son. Cuando arruga la nariz cuando algo no le agrada, cuando se rasca la nuca cuando se frustra. La devoción con la que acaricia su vientre...

Todo me atrae, todo me llama a ella, soy como una polilla cautivo de su fulgor especial.

Pero sabré esperar, darle su tiempo para que vuelva a confiar.

Mayor Que YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora