T r e s

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Severus

Barty Crouch Jr. siempre fue un loco resentido con su padre por lo estricto y el poco amor que muy ocasionalmente le brindaba. En ciertos casos me llegaba a identificar con mi antiguo colega, ya que ambos le teníamos rencor a nuestro padre, amábamos a nuestras madres y estúpidamente tratamos de encajar en una cerrada sociedad que poco a poco va matando nuestra humanidad. Obviamente yo alcance a ser lo suficientemente inteligente y cambié mi lealtad cuando vi lo que Lord Voldemort era realmente; un maldito convenenciero. Ni siquiera por que le pedí, casi le supliqué que no la lastimara, que no matara a mi Lily. La terminó asesinando para su asquerosa gloria como el mago tenebroso de todos los tiempos.

En ese momento fue en el que perdí mi humanidad.

No puedo creer que fuera tan idiota que llegué a confiar en ese maldito mestizo la vida de la mujer que más amé, sabiendo que ese ser vil y asqueroso no tenía sentimientos. No fui lo suficientemente idiota como para morir por su causa como lo fue Barty, ese estúpido se dejó caer al lado oscuro como si donde llegara a caer fuera un blando y cómodo colchón y creyendo que todo olería a rosas. Cada uno de nosotros, los Mortífagos, llegamos en su momento a revolcarnos en la suciedad, en la gran porquería que es estar del lado del Señor Tenebroso, cada uno de nosotros sabíamos que lo que hacíamos estaba asquerosamente mal, que tendríamos que pagar más tarde por triplicado todo lo que hacíamos.

Yo pagué todo lo que he hecho con la muerte de mi Lily, con la vida que he tenido que soportar desde que me hice el lacayo de Albus, con mi "libertad" al estar atado a dos amos por casi toda mi vida. Barty nunca se dio cuenta de que estaba en el lado equivocado, tanto él como los Lestrange y todos los Mortífagos, vivían de la mierda de Voldemort, lo creían un Dios, lo idolatraban, perdieron la poca cordura que tenían y se dejaron morir creyendo ilusamente que así recibirían el reconocimiento del Lord, pero a cambio de sus vidas recibieron una patada en el culo para no regresar jamás al mundo de los vivos.

Barty no era un completo inútil. Al contrario, era un excelente actor, casi tan bueno como yo, no llegué a darme cuenta de que él estaba en el castillo hasta que terminó la prueba del laberinto, cuando Albus me dijo que trajera el Veritaserum. También les enseñó a sus alumnos lo horriblemente útil que son los Maleficios Imperdonables. No fue tan estúpido, de hecho, hubiera sido un buen profesor si no hubiera sido fiel al señor tenebroso, aunque tenía ganas de asesinarlo por tratar de que Potter muriera en ese cementerio, casi cuatro años de estarle salvando el pellejo al señor Potter para que en un año, en unas horas, casi logre morir en manos de aquellos miserables.

Por no hablar de la Señorita Granger, que se encontraría devastada si le llegara a pasar algo a su mejor amigo. Estoy seguro de que preferiría dar su vida en lugar de la de Potter. Pero se trataba de concentrar más en seducir sutilmente al orangután Krum, que casualmente es mayor que ella cuatro años. Esta chica tiene una obsesión por los hombres mayores. No me hubiera sorprendido mucho que dejara que el perro pulgoso de Black le dijera uno que otro cumplido mientras estaban en el Cuartel General de la Orden del Fénix. No sé porqué pero en cuanto supe que esa niña idiota y sus igualmente idiotas amigos se encontraban en el Ministerio para encontrar a Black, sentí como si cayera de una escoba a una altura similar a la Torre de Astronomía. No sé si fue porque Potter obviamente era uno de esos idiotas que fue al Departamento de Misterios, o porque llevó consigo a la mejor hechicera de esta generación para una muy probable muerte dolorosa a manos de despiadados maniáticos.

Insisto, los Gryffindor son realmente idiotas, siempre tratando de hacer que los demás vean que son muy valientes. Tal vez no se han dado cuenta de que de valientes e idiotas, están infestados los cementerios.

En el sexto año en el que estuve salvándole el trasero a Potter, tuve que cuidárselo también al otro gran idiota de Malfoy y hacer de medimago geriatra de Albus por sus estúpidos sentimientos y esperanzas de traer a la vida a su hermana Ariana. Parecía que ese vejestorio estaba en sus diez minutos de demencia senil y no usó su "brillante cerebro" para pensar que ese anillo estaba profanado con una parte del "alma" de Voldemort. No sé cuál de estos tres prospectos de magos era el más inútil. Potter hurtando mi antiguo libro de pociones y Granger buscando a cerca de los Prince en la Sala de Trofeos en unos pantalones ajustados Muggles y una playera de tirantes color rojo vino, viéndose totalmente estúpida tratando de ver los trofeos de las repisas más altas.

Pero al ponerse sobre la punta de sus pies para ganar un poco más de altura, estirando su tórax para ver un poco más y haciendo que su playera se subiera lo suficiente como para dejar ver su plano abdomen y un pendiente colgando de su ombligo, le puedo jurar a cualquiera que la Señorita Granger se veía de todo menos estúpida.

De hecho se veía tan jodidamente caliente que hizo que cambiara mi perspectiva de ella. Se veía que esa "chiquilla" insolente, ya no era más una chiquilla. Tenía unas proporciones demasiado femeninas para tener casi diecisiete años. Granger ya era una mujer en ese entonces.

Ahora, casi dos años después de la Segunda Guerra Mágica, aún debajo de kilos y kilos de túnicas escolares, ha decidido cambiar su técnica de seducción que consistía en exponer que era una inocente chiquilla despistada, a sacar toda la valentía que la hace una digna representante de su casa para no solamente insinuar directamente lo que piensa. Si no también a expresarlo y que el receptor lo entienda sin que haya malos entendidos. Ahora ella va al meollo del asunto, sin rodeos ni tapujos.

A veces he llegado a pensar muy, pero muy en el fondo de mi conciencia que es admirable la gran determinación de algunas personas para expresar sus sentimientos, algo que muy en el fondo me gustaría tener. Por eso ha sido mi rechazo hacia ella desde el primer día que le impartí clase de pociones, es desesperante que la misma persona esté jodiendo toda la maldita clase respondiendo las preguntas que se le hacen a un grupo de idiotas, solo para demostrar que ella era la inteligente y yo para demostrarle que aborrezco a la gente que se hace notar por tratar de ser el centro de atención.

No cabe duda que, a veces, las personas por más que pasan cosas difíciles y horribles, cambian su forma de ser. Siguen siendo lo suficientemente idiotas como para caer en problemas una y otra y mil veces más.

¿Cómo fue que Hermione Jean Granger llamó mi atención? Creo que la respuesta es fácil; con su voz chillona, llamando la atención desde que agarraba una gran bocanada de aire para responder todas las preguntas que hacía en la clase.

¿Cuándo me empezó a interesar lo que hacía Hermione Jean Granger? Cuando en tercer año u puso su vida en peligro haciendo frente a un Hombre Lobo.

¿Dónde comencé a ver a Hermione Jean Granger como una mujer? En la Sala de Trofeos en su sexto año.

Y aquí estoy yo, Severus Snape, respondiéndome preguntas aparentemente estúpidas y dejando pasar una clase sin humillar a un grupo de idiotas que no saben cómo sostener bien su varita para un simple desarme.

Pero hay veces en que es bueno poner las cartas sobre la mesa y saber que está pasando dentro de mi cabeza.

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Chaparros y chaparras, ¿Qué está pasando conmigo? Tardé casi diez días en actualizar.

Casi muero quemada el día viernes por culpa de unas palomitas de microondas asesinas y el señor que atiende la tiendita de la esquina.

¡Cometí un gravísimo error entre el primer y segundo capítulo del que nadie me he dicho nada! "El" o "La" primera en comentar el error entre esos capítulos le dedico este precioso tercer capítulo chafón.

En serio amigos, qué pena el ponerlos a descubrir mi error al momento de redactar, pero ¡Ustedes no me dicen nada! Avísenme si ven que cosillas así se me escapan, la verdad es que soy algo olvidadiza en casi todas las actividades que realizo. ¡Hasta al pagar el transporte público! A veces se me olvida pagarle al chofer o hay veces que pago doble y ni cuenta me doy.

Lo sé amigos, lo sé, soy un caos ambulante.

Pero yo, La Chica Caótica, los amo un buen.

Mayor Que YoWhere stories live. Discover now