Mayor Que Yo

S i e t e

Hermione

Cuando llegué a la entrada de la torre de astronomía lo pude ver, tan perfecto, imponente y aunque para muchas mujeres no es un adonis... para mí es delirantemente perfecto. A pesar de que estaba con los antebrazos posados en los barrotes, con los ojos cerrados, en el rostro tenía un aspecto atormentado como si sufriera mucho por algo.

- ¿No te han dicho que es de mala educación espiar a la gente?- pegué un brinco cuando su voz grave y sexy sonó haciendo eco en la torre.

- Yo no le diría espiar... admirar es la palabra correcta. ¿Desde cuándo me tuteas, Severus? No es que me incomode, claro. De hecho he esperado tres años a que lo hagas.

- No lo sé, me confundo. Creo que solo me confundo cuando tú estás cerca. Todas estas bromas parecen tan reales.

- ¿Cuáles bromas?

- Todas esas mierdas de que te sientes atraída por mí. ¿De verdad crees que soy estúpido? Por Merlín, te llevo veinte años de diferencia. No hay manera de que esto sea verdad. - desde que llegué no había abierto los ojos, pero pude notar que estaba enojado. Apretaba los puños de tal manera que sentía que se lastimaría en cualquier momento.

- ¿Por qué eres tan injusto contigo? ¿No crees que mereces ser feliz con alguien que te ame? ¿No crees que yo pueda llegar a sentirme atraída hacia ti? ¿Por qué te empeñas en hacerte infeliz?- mientras hablaba me iba acercando cada vez más a él hasta que logré ponerme a su lado en el barandal. Nunca me había sentido tan cerca de tocar el cielo como compartiendo esta conversación con el amor de mi vida.

- La vida no es justa con nadie. No sé si te habías dado cuenta, pero ni para héroes ni para villanos las cosas salen bien. Creo que eres los suficientemente joven, hermosa e inteligente como para fijarte en alguien como yo.

- No creas toda la basura que te has creado en la cabeza. Claro que soy inteligente. Por eso puse la mira en ti. Ten en cuenta de que todos merecemos una segunda oportunidad.

- Sigo esperando, Hermione. - cambió de tema abriendo por fin sus hermosos ojos. Quiero que mis futuros hijos tengan los mismos ojos que Severus.

- ¿Qué estas esperando?

- Que digas que todo esto es una broma. Que te burles de mí y te vayas a tu torre.

- Pues espera sentado, cielo, eso nunca va a salir de mis labios. - tomé todo el valor que tenía guardado dentro de mí y lo besé.

La conversación murió ahí. Murió con todo y mis pensamientos de seducir a Severus de mil maneras distintas.

O eso fue lo que pensé cuando él se alejó de mí, retrocediendo un paso.

Mandé todo a la mierda, con todo y mi sorpresa cuando Severus Snape, erguido en sus ciento ochenta y cinco centímetros de estatura puso sus manos en mi cintura y se encorvó para besarme mejor. En medio de la bruma de sorpresa que nublaba mi mente y mis sentidos, llevé mis manos a su pecho y lentamente fui subiendo las manos, saboreando tanto sus labios fríos como la sensación de su pecho subiendo y bajando rítmicamente bajo mi tacto. Subí un poco más mis manos, tratando de descubrir más de lo que tenía hasta el momento. Al posar mis manos en su nuca pude notar que esta de erizaba. Haciendo que sus manos tomaran más fuerte mi cintura y como venganza, metí mis manos en su cabello, acariciándolo mientras tiraba de él para que me besara más. Y claro que me besó más fuerte.

No puedo creer que esto esté pasando.

Me sentía en el cielo y sus labios definitivamente me desarmaron. Ya no soy la Hermione seductora, ni la Hermione fuerte. Siento como si este beso fuera el primero que he dado en mi vida, me siento como si mi cuerpo fuera el más fino cristal, que con un poco de presión me rompería en mil pedazos.

Y maldije el momento en el que necesitábamos respirar.

- Entonces esto significa...

- Significa que tal vez podríamos llegar a algo más que la relación profesor-alumna.

- Estoy más que encantada de esto Severus. Estoy segura de que va a funcionar.

- ¿Segura que no te importa la diferencia de edad?

- No me importa que seas mayor que yo.

Y sí. Lo volví a besar.