La Selección del Astro Rey

273 25 4
                                    

—¡Qué! —exclamaron todos, incluido Jude.

—Así es, el primer cuaderno secreto de Mark Evans —dijo Travis, leyendo el título con dificultad—. Parece que incluye pensamientos de Mark, tácticas, anotaciones de supertécnicas como la "Mano Ultradimensional", e incluso algunas que ni él mismo ha dominado.

—¿Eso significa que nos lo ha dado para que aprendamos a usarlas? —preguntó Samguk, señalándose a sí mismo y a Preston.

—Supongo que sí, pero permitirme quedarme el diario unos días, para intentar leerlo y ver que tipo de ideas anotó Mark. —Era una petición pero igualmente nadie le iba a llevar la contraria.

Pasaron las horas y a las nueve de la noche Travis les mandó a la cama. Al principio se quejaron, pero el seleccionador argumentó que lo hacía porque al día siguiente tenían partido a las once y media de la mañana, y los quería bien descansados.

Todos se retiraron en silencio. Sin embargo, hubo un chico que no subió a su habitación, sino que se dirigió a la nevera a coger agua. Cuando vio que todos se habían ido, se acercó a Percival y a Jude. Ese chico era Bay Laurel.

—¿Qué sucede? —preguntó Travis.

—Entrenador... ¿No puedes devolverle el puesto de capitán a Riccardo?

—¿Qué pasa, acaso crees que el puesto te queda grande?

—No, es que siento como si esto no me perteneciera —explicó Bay mientras sacaba el brazalete de capitán del bolsillo de su pantalón—. Es de Di Rigo. Estoy de acuerdo contigo en que él no se está comportando como un verdadero capitán, y creo que yo estoy capacitado para serlo. Pero eso no quita que él sea el verdadero líder de este equipo, y me gustaría que volviese a serlo. Así que te repito la pregunta: ¿No puedes devolverle el puesto de capitán a Riccardo?

Travis negó con la cabeza.

—¿No? Pero... —Bay se detuvo, pensando en sus siguientes palabras para no ofender—. ¿Y no hay manera de que puedas cambiar de opinión?

—Si la hay, pero creo que ya la sabes. Confío en que logres quitarte el puesto de capitán de encima. Y ahora, ves a la cama. El partido de mañana será duro y hay que madrugar. —ordenó Travis.

Bay hizo caso y se retiró a su habitación, que compartía con Rex, Harrold... y Riccardo. Durante todas las noches que había pasado allí, todo era bastante tenso. El único con quien podía hablar era Rex. Si hablaba con alguno de los otros dos, el otro le miraba mal. Y Remington tampoco era alguien muy alegre.

—Vaya, si que llegas tarde, si hemos subido todos al mismo tiempo. —comentó Rex.

—He ido al baño. —mintió él.

Después de unos minutos, los cuatro se quedaron dormidos, ya que no hacían nada para entretenerse.

Bay soñó con el partido. En un momento del sueño, el balón salía fuera, y Bay iba a buscarlo. Riccardo iba con él. Justo cuando Bay estaba a punto de recoger el balón, Riccardo le decía: "Gracias por robarme lo que es mío". Sus ojos se volvían rojos, y extendía sus manos hacia el cuello de Bay. Él se revolvía para liberarse, y se acercaba al banquillo para buscar protección. Pero todos eran Riccardo, y también se abalanzaban sobre él, estrangulándolo. Bay se revolvía sin parar, hasta que todo se volvía negro.

De la impresión, Bay se despertó. Se dio cuenta de que solo era una pesadilla. Miró a su alrededor y vio a Harrold en la cama de al lado, y a Rex en la litera de arriba. Se levantó de la cama y miró la litera encima de la suya. Riccardo no estaba allí. Bay se puso un poco nervioso y salió de la habitación para ver si lo encontraba.

Inazuma Eleven Go: ¡Mundial, allá vamos!Where stories live. Discover now