Último adiós

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"Hay cosas que no queremos que pasen pero tenemos que aceptarlas, cosas que no queremos saber pero tenemos que aprender de ellas, y hay personas que no queremos vivir sin ellas pero tenemos que dejarlas ir

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"Hay cosas que no queremos que pasen pero tenemos que aceptarlas, cosas que no queremos saber pero tenemos que aprender de ellas, y hay personas que no queremos vivir sin ellas pero tenemos que dejarlas ir."
—Anónimo.



JAYDEN


Había caído la noche cuando desperté. Ella estaba a mi lado dormida y Dios... se veía tan hermosa, como una jodida diosa. Sus ojos estaban cerrados y pude apreciar sus largas pestañas que en reiteradas ocasiones me hipnotizaban. Quedé embobado observando sus pecas, como se esparcían en sus mejillas y su nariz con aquel piercing de argolla, dándole ese aspecto adorable e inocente, algo que ella evidentemente no es. Y sus labios, esos malditos labios que besé hace hasta hace unas horas, naturalmente rosados y suaves. Se veía tranquila así dormida, y pensar por un segundo todas las cosas que hicimos hace que se me erice la piel.

La dejé descansar mientras pensaba en muchas cosas. Entré en el baño, inmediatamente me metí bajo la ducha y dejé el agua recorrer mi cuerpo mientras tomaba la barra de jabón. Cuando terminé y salí, me sequé y busqué algo de ropa entre mis cajones. Camila aún no despertaba. Estaba boca bajo y con una mano apoyaba su cabeza mientras las sábanas le cubrían desde la mitad de la espalda.

Me acerqué sentándome a su lado y acaricié su sedoso cabello mientras intentaba despertarla llamándola entre susurros. Tomé una de sus manos, pálidas, sus uñas algo largas pintadas de un azul oscuro y en ellas algunos anillos.

—Déjame dormir maldito —murmuró hastiada y reí.

No esperaba a que soltara algo tierno ni que cambiara, ya sabía que era así y que siempre lo sería.

—Despierta, tengo hambre —le dije, ella resopló sin abrir los ojos.

—No estamos en la época donde las mujeres hacían la comida para sus inútiles maridos, ve y busca algo de comer —su comentario solo provocó que me riera un poco más fuerte.

—Serías mala esposa, por lo que veo —bromeé y eso consiguió que abriera sus ojos mirándome con odio por aquel comentario.

Digan algo machista para que vean la furia de la pecosa frente a mi.

Inevitable Destrucción (COMPLETA)Where stories live. Discover now