Familia Pratt

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CAMILA

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CAMILA

Después de aproximadamente media hora llegamos a un elegante restaurante al que desde hace un tiempo no venía. El lugar estaba ubicado en una zona un poco retirada, y, aunque en la noche lucía igual de hermoso y sofisticado, yo prefería ir en el día porque si reservabas un buen lugar te llevaba una hermosa vista del mar a través de los ventanales en cristales. La iluminación era perfecta, con grandes lámparas de cristales colgando en el techo. En una parte estratégica había un piano y otros instrumentos donde habían unos hombres vestidos con formalidad tocando música clásica de fondo para un ambiente más tranquilo. Las mesas eran cubiertas por manteles blancos con sillas de cuero marrón ubicadas en diferentes puntos estratégicos del lugar.

Papá tuvo que haber hecho una reservación con anticipación porque generalmente este restaurante estaba siempre lleno de reservaciones todos los días, no es como que lo reservabas de un día para otro y ya.

Después de que papá confirmara su reservación uno de los empleados amablemente nos dirigió hasta nuestra mesa. Yo tragué grueso cuando finalmente llegamos y en la que se supone será nuestra mesa está noches y pude ver a tres personas dándonos las espaldas. Entonces papá se acercó a ella colocando una mano en su hombro para hacer acto de presencia no pude verle el rostro porque se dieron un corto beso y yo desvié mis ojos para sentarme en mi lugar correspondiente. Cuando me senté quedando frente a ellos papá hizo lo mismo sentándose a mi lado, levanté mi vista casi obligándome mentalmente para tener las fuerzas y enfrentar esta situación.

Mi primer objetivo: Saber quien era la mujer que ahora estaba entrando en la vida de mi papá.

Sería muy hipócrita de mi parte si dijera que aquella mujer era fea, vieja, o demasiado joven al punto de que me daba mala espina. Al contrario, parecía de la edad de mi papá, como unos 40 y algo... ella tenía una larga cabellera negra estirada, unos ojos color chocolate grandes y expresivos, luciendo un vestido color beige que le quedaba muy bien. Su semblante era pasivo, somo si su sola presencia transmitiera paz y serenidad. Suspiré aliviada con esperanza de que no fuera una cualquiera y al menos ella no me miraba como si fuera su enemiga del momento.

Inevitable Destrucción (COMPLETA)Where stories live. Discover now