No logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...
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CAMILA
Cuando pasas por una impresión emocional muy intensa causada por algún acontecimiento negativo probablemente quedes con un trauma, lo que se produce en el subconsciente de una persona y deja una huella duradera que no puede o le lleva tiempo superar.
Todos tenemos traumas, o alguna situación que no hayamos podido superar, sin importar de que magnitud sean estos, pero ahí están. Algunos logran superarlos primero que otros y para muchos el proceso se les hace mucho más extenso, pero eso no quita que hayan pasado por un proceso.
Por mi parte yo no había superado del todo aquel trauma que sufrí al presenciar frente a mis ojos el asesinato de mi madre. Siento que es un peso con el que cargaré toda mi vida. Sin embargo, habían algunas cosas que gracias a las terapias había logrado mitigar para que no interfiriera en mi vida diaria, y hasta hoy en día, sentía que había logrado un avance y podía manejarlo de cierta forma. Pero sin duda alguna no esperaba algo como esto, fue algo repentino y ni siquiera estaba mentalizada para enfrentarlo. Es como cuando una persona alcohólica se rehabilita y de pronto lo encierran en una habitación llena de licor, tarde o temprano esa persona puede llegar a caer.
Cuando me armé de valor para abrir esa tonta caja entendí que había sido demasiado estúpida.
Quizás para muchos era una tontería, una simple broma de mal gusto. Incluso pueden llegar a pensar que mi reacción era exagerada, que lo que comencé a sentir era solo un drama. Pero no es así, si no eres una persona que le tema a esto, si realmente eres una persona que no le causa miedo, entonces no puedes opinar. Porque no tienes idea del pavor y el miedo que esto les causa a muchos impidiendo que realicen cosas en su vida diaria.
En el momento en el que algo explotó, mi rostro estaba salpicado de bastante sangre, al igual que mis manos, mi cuello y mi camisa y creo que hasta mi pantalón corto. No pude evitar dar un respingo por el susto a la vez que soltaba un gritó que se unió al de las demás chicas que se habían manchado un poco también por haber acercado sus rostros para ver que había dentro de esta. Me levanté como por inercia y lancé la caja al suelo como si de pronto esta quemara y terminé arrodillándome en el piso sintiéndome aturdida. Mis sienes palpitaban fuertemente, comencé a respirar frenéticamente sintiendo que sudaba frío.
