No logro entender cómo un rostro tan angelical es capaz de hacer tanto daño sin pensar en las consecuencias de sus actos. Eso confirma una vez más que las apariencias engañan. Y eso era Camila Anderson Smith, un rostro angelical al cual muy pocas ve...
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CAMILA
—Ay, Dios mío. Te prometo que no vuelvo a tomar. —se quejó Melissa, estaba en el suelo boca arriba tocándose el estómago con su cara contraída en dolor.
—No le hagas falsas promesas a Dios. —le dije después de resoplar.
—En serio, lo prometo.
—Eso dijiste la vez pasada. —le recordé con los ojos cerrados mientras tocaba mi adolorida cabeza.
La luz solar comenzaba a filtrarse por las ventanas en el cuarto de Alexia y nos comenzaba a causar ciertas molestias a todas. Aunque claro, lo de Melissa es otro caso ya que fue la que más tomó de todas.
Yo por mi parte me quejaba tanto por el dolor de cabeza como del cuerpo. Literalmente sentía un agotamiento extremo que me alentaba a quedarme en la cama y no hacer nada durante todo el día.
—Pero ahora lo digo en serio. —replicó arrastrando la voz.
—Y eso también lo dijiste la vez anti pasada. —respondió Emma ante sus quejas lanzándole unas pastillas a la chica moribunda. Su cabello gris estaba hecho un desastre, pero me abstuve de reír porque yo debía estar igual.
—Me duele todo el cuerpo. —me quejé enderezándome en la cama de la pelirroja. Ella estaba acostada a mi lado revisando las notificaciones en su celular. Parecía muy concentrada.
—Por supuesto que te debe doler de la gran foll... —le cubrí la boca, horrorizada para evitar que se expresara de esa forma tan vulgar que me sacaba de quicio. En cuestión de segundos lamió mi mano haciendo que la retirara de inmediato formulando una mueca de asco. —Que te dieron anoche. —canturreó lo último levantando las cejas. Le di una mirada de pocos amigos.
—Y esta es para ti. —Emma me lanzó una pastilla que tomé con cierta confusión.
—Emma, ¿Qué demonios...?
Mi pregunta se quedó suspendida en el aire. Ella cruzó los brazos a la altura de su pecho.
—La pastilla del día después, cariño. ¿O quieres a unos minie Tyler corriendo por tu casa?
