Capítulo I. Miro desde la oscuridad, esperando que comience mi vida

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¿Sería una locura si dijera que mi corazón está, literalmente, en el espacio?

En la Estación Espacial Internacional, para ser más específicos. A más 354 kilómetros de la superficie terrestre donde estaba yo en la preparatoria Los Feliz en Los Ángeles, California. De acuerdo a internet y a alguna que otra llamada de papá, la vida allá, sin embargo, sonaba mucho más interesante que simplemente sentarse a memorizar elementos y números en una tabla de madera encerrada en cuatro paredes.

Suspiré, mirando las imágenes, casi grabadas por completo en mi memoria. Desde los paneles solares fotovoltaicos, los radiadores térmicos, los mesones llenos de diferentes experimentos, el primer huerto espacial...

-Tesla, ¿podrías responder la pregunta?

Mi cabeza se levantó y aparté los ojos de la revista Space de 2008 que se escondía entre las páginas de mi libro de texto. Me apresuré a mirar a la chica a mi izquierda. Sus ojos verdes ligeramente delineados de marrón ya estaban en mí mientras fingía que eran una especie de láser. Quizás hubiera deseado que lo fueran.

-¿Tesla?

-¿Sí?

Regresé a la profesora.

La señora Valence tenía cincuenta años, de los cuales diez, había estado dando clase en la escuela, así que experiencia le sobraba en estudiantes como yo. Con sus lentes de lectura negros en el puente de su nariz bien recta, cubría los ojos marrones ciertamente molestos, y el rubio cabello en un semi-recogido pulcro, corroboraba los comentarios de algunos antiguos estudiantes con dos cosas: odia el desorden y no le agrada que no le presten atención.

Las pequeñas arrugas en su rostro también le jugaban en contra a cualquier comentario que hubiera oído decir a las amigas de Carrie sobre si llevaba botox o no. Y si lo hacía, debía ser muy ligero. Como mi mamá.

Hizo un gesto con la barbilla hacia mí.

-Contesta la pregunta, por favor.

¿Qué podría perder si admitiera que no lo sabía?

-Lo siento, profesora Valence. Pero no...entendí la pregunta. ¿Podría repetirla? -Así podría ganar tiempo para encontrar una respuesta inteligente y no dejar que todos los demás piensen que a diferencia de mi padre, mi cerebro solo estaba hecho de aire-. ¿Por favor?

El nerviosismo me jugó mal.

Mi pie ocasionó que mi pierna se moviera de arriba abajo repetidas veces. Sostuve el borde del libro con más fuerza, respirando profundo cuando la noté echarme una mirada decepcionada mientras que las otras quince personas permanecieron en silencio. Podríamos escuchar mi arete de perla caer y resonaría sin problemas.

Llevó sus lentes a su cabeza.

-¿Nombre de la maestra escocesa interpretada por Maggie Smith en la película de la novela de Muriel Spark?

¿El qué cosa?

No pude contener la expresión de desconcierto que se desbordó por mis poros. ¿En qué clase estaba? ¿No era física? Discretamente, moví el libro de texto para echar un vistazo a la fecha y los apuntes en la libreta. Artes escénicas. Estaba en una extracurricular. Giré a ver a los demás con cierto desespero. Todos ya con su atención en mí, porque de por sí, siempre me veían. ¿Alguien más conocía esa respuesta? ¿O solo me estaba dando esa difícil porque quería?

Antes de que pueda avergonzarme, Carrie levantó la mano y dejó salir la respuesta como si fuera obvio: -Jean Brodie.

Quizás era fácil y yo sólo era estúpida.

-¿Qué te pasó ahí atrás, Tesla?

Carrie inquirió tan pronto como salimos de clase. Nick me ofreció una sonrisa de disculpa y yo me encogí de hombros, acomodando mi bolso violeta en el hombro derecho. No podía hacerle caso a comentarios como esos. Carrie siempre había sido así. Uno solo tenía que acostumbrarse.

-¿Se te quemó el cerebro o qué? Era una fácil. Demasiado.

-No presté atención. Me confundí de clase.

Bufó.

-Pues es obvio que no prestaste atención. Todos se dieron cuenta y hablarán de eso. Ya lo verás.

-Carrie, no es para tanto, ¿bien? No sabía la respuesta y ya. Yo tampoco, si soy honesto -frunció el ceño Nick.

La castaña retiró el cabello de su rostro, echándolo hacia su espalda y se volteó hacia él con una sola expresión en sus ojos. Supe que le habían dado una advertencia.

Sin poder evitarlo, una risa breve se escapó de mis labios y obtuve una mirada de reojo de su parte. Tras un par de respiraciones, escuché como dijo por lo bajo tres veces: «Paciencia, paciencia, paciencia». Eso es lo que su padre le había enseñado a tener con los demás. Algo que a mí me sobraba con ella, a Carrie le faltaba por tres.

Forzó una sonrisa, asintiendo cortamente.

-Hagamos algo, yo ya lo sé todo, ¿está bien? Estudié el fin de semana mientras ustedes fueron a Planet Games... Vamos a mi casa después de la escuela, podemos hacer algunas revisiones para que ustedes dos no suspendan la clase.

-Oh, se despertó con ganas de hacer caridad. Qué dulce. -Incliné la cabeza hacia Nick, mirándola graciosa.

Comentarle que era una extracurricular que no me interesaba, no estaba en mis planes, ya que: todas las clases eran importantes para tener sobresalientes.

Carrie puso los ojos en blanco.

-Puedo dejarte aplazar. No me interesa, en lo absoluto. Verás a la profesora Valence todo el verano si sigues así. Escuché que si no apruebas, es obligatorio participar en la obra El Fantasma de la Ópera que presentan en la escuela de verano.

-Eres la mejor prima de todos los tiempos, Carrie. No lo olvides nunca.

Las comisuras de mis labios rosados se curvaron hacia arriba al notarla poner los ojos en blanco una vez más. Nick se rió por lo bajo, tapándose con mi cabello, con cuidado de que no lo encontrara haciéndolo.

-Por cierto... Olvidé decirte que mamá estaba preguntando si tú y tu papá vendrían a cenar este fin de semana. Creo que dijo que vendrían algunos de sus amigos de la organización o algo así -informé, guardando mi teléfono en el bolsillo delantero del bolso después de revisar la hora. 3:35 de la tarde.

Carrie cabeceó y pasó al lado contrario para tomar la mano de Nick, entrelazando sus dedos con sencillez.

-Tendré que ir. Papá iba a darnos unas entradas para el domingo a un concierto en Santa Mónica para una banda de la firma pero todavía no es nada seguro. ¿Ir está en las opciones de las cosas que haremos el finde?

Mis ojos brillaron, lo sabía.

-Totalmente. ¿De qué banda es? Pudiera escuchar sus canciones antes de ir. No quisiera parecer desinteresada -no me tardé ni un segundo en hablar.

-Cavalier Aft...-Carrie replicó sin darle mucha importancia a mi actitud-. No tengo idea de cómo son, pero lo averiguaremos allá.

Nick volteó a verme, con una sonrisa divertida que causaba arrugas en las esquinas de sus ojos verdes-. Tesla, la emoción podrías intentar ocultarla. Cualquiera pensaría que no quieres estar en casa.

Mentiría si dijera que no. Tiempo fuera de casa era exactamente lo que necesitaba. No me importaba nada más.

Colgué mis brazos de sus hombros, entrometiéndome entre ellos y Carrie me empujó un poco para que ni arrugara su blusa de lino y encaje blanco, ni jalara su cabello que tanto tiempo pasó arreglando en su espejo.

Moví las cejas, sonriendo, sin prestarles atención a los otros estudiantes que pasaban por nuestro lado en los pasillos. Si quitaba el futuro prometedor de Nick en Lacrosse, la destreza de Carrie en el arte y mi afamada familia, nosotros tres éramos lo menos sobresaliente de la escuela y seríamos unos más del montón. Me gustaría ser una más del montón.

Oculté la posible aflicción que se pudo haber cruzado por mi rostro y, encogiéndome de hombros otra vez, dije con voz cantarina: -Estoy emocionada de pasar tiempo con ustedes dos. Eso es todo

Starlight |Julie and the phantoms|Where stories live. Discover now