Capítulo XXVIII: Todo lo que tengo ahora, algún día desaparecerá

222 28 5
                                    

Revolví los fideos verdes con el tenedor, sosteniendo mi barbilla en mi muñeca apoyada en la mesa. Mamá limpió sus platos mientras tarareó algo y aunque quise sorprenderme porque de hecho conocía la canción—When I come around de Green Day—, la previa conversación con el que se hacía llamar Caleb me había quitado el apetito, el sueño y las ganas de todo. ¿Qué tanto quería que se quedaran como para aceptar una propuesta del enemigo?

»...porque creo que vendrán esta noche a cenar. —Levanté los ojos del plato al sentir su voz más cerca y dejé de mover el tenedor, prestándole atención. Mamá pasó su cabello a un costado y entrecerró los ojos, con duda—. ¿Me estabas escuchando, Tesla?

—Sí.

Chasqueó la lengua—. ¿Quiénes vienen a cenar hoy?

—Amigos.

Mordí el interior de mi labio inferior mientras le mantuve la mirada, cruzando los dedos para que lo ignorara y me dejara tranquila. Me miró fijamente por un par de segundos más antes de suspirar y recostarse del respaldar de la silla. Elevó la pierna, recostando su cabeza de su rodilla mientras la atraía más a ella. Los mechones de cabello taparon su costado ligeramente.

—Ay, Tesla...—suspiró otra vez—. Pensé que habíamos pasado esta etapa ya.

Era confuso lidiar con mamá porque nunca sabía cuando parecía manejar más información de la que realmente tenía. Adicional a eso, había que sumarle que su humor y su barra de tolerancia podían cambiar como el tiempo durante una tormenta, incluso cuando nuestras últimas semanas habían sido un bonito paseo por el parque.

—¿Vas a volver a dejar de tener los pies en la tierra? La escuela casi termina. Sigues siendo excelente en la escuela, la socialización iba muy bien. Eras amigas de esas dos chicas también... aunque, no las he visto más —puntualizó, tildando la cabeza—. ¿Qué ha pasado?

—Me queda una semana de clase. Tengo dos exámenes finales.

—Tesla.

—Mamá...— arrastré la palabra. Con eso confirmó que algo no anda bien. Y sólo por quererla distraer, decidí escoger el peor tema para conversar. Crucé las piernas en la silla y aparté mi plato, recostando mi barbilla en mis manos cruzadas—. No importa eso ya, ¿puedo preguntarte algo?

Una fugaz capa de duda se pasó por su rostro.

—Anda, sí. —Me vio con curiosidad por mi repentino cambio. Dejó su teléfono boca abajo en la mesa y prestó atención por completo—. Te escucho, vamos. ¿Vas a decirme cuando vendrán tus amigos? ¿Los de la banda?

Fue allí cuándo debatí internamente si iba a cometer otra tontería o si valdría la pena realmente.

Decidí que sería la primera... con una mezcla de la segunda, porque, ¿qué tan mal podían salir las cosas cuando ya estaban mal?

—No, ellos...se regresaron a Suiza...Suecia, ya no recuerdo de dónde eran —sacudí la cabeza—. Igual, sabes que estuve en casa del tío Trevor y me mostró estos álbumes de fotos antiguas. Cuando estaban en la escuela, creo. — Ella cabeceó en silencio, atenta—. En las imágenes vi a uno de los chicos que estaba en las fotos en casa de los Patterson. Al... de pelo ondulado.

Estuvo quieta por un par de segundos.

¿Qué pasaba si ataba cables sueltos y terminaba descubriendo que podía ver fantasmas y me internaba en un centro médico para aplicarme algún tratamiento?

Si empezaba a decirle cosas que los chicos habían mencionado, cosas que era imposible que yo supiera o inventara, ¿me creería? ¿O pensaría que sí estoy loca y se enfadaría?

Starlight |Julie and the phantoms|Where stories live. Discover now