Capítulo XXIX: Es difícil pelear cuando la pelea no es justa

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La estampilla brillante en la palma de la mano ya no se sentía tan extraña después de un par de horas.

«Momentáneamente», esa había sido la palabra que usó, seguido de un «te veré esta noche entre el público». Y sin poder evitarlo, mientras hacía los últimos apuntes para el examen de química, las palabras zumbaron como avispas molestas a mí alrededor.

—Puede que ahora sí haya encontrado una solución —escuché mi voz por primera vez en las seis horas que llevaba en el suelo de la sala—. Solo que ahora la posibilidad de que esté en problemas es bien... —mi razonamiento fue interrumpido por el sonido de las sillas del comedor—... grande.

Dejé el lápiz en la mesita y giré por completo, enfrentando al dueño del sonido.

Vaya que había pasado algún tiempo desde la última vez que le vi y en comparación con mis garabatos, la realidad se sentía mejor. No más desear que salieran de las hojas.

Desconocía el origen de su nerviosismo, pero el mío era claro. O eso pensaba.

—¿Cómo va todo? —me tomó un par de segundos encontrar algo para decir.

Reggie rascó su nuca, poniéndose de pie y cambiando de asiento al sofá detrás de mí. Me giré por completo, cruzando las piernas una sobre la otra. Las manos me sudaban y las sequé en la alfombra. Tonta pregunta, Tesla.

Solté una risa corta—. Lo siento, por...

—Logramos entrar en la lista de artistas de este sábado —me interrumpió—. Tocaremos ese día. Set completo, antes del acto principal. Al menos treinta minutos. 

Pestañeé.

—En la lista... ¿En la lista de espera? ¿La del teatro? —me aclaré la garganta, empujando hasta el fondo la alarmante sensación en mi pecho—. Vaya. Eso es genial, Reggie.

—Julie inventó un plan. Somos fijos para la apertura. 

Sonreí apenas, sabía que pensaría algo—. Oh, bien. Les dije que lo podrían resolver. 

—Pero el gerente encargado ya tenía nuestros nombres en la lista. 

Él no se veía afectado por la noticia, por el contrario, no reflejó alguna expresión que me dictara si estaba contento por el logro o si había sido una mala idea. En mi parte, toda la trama lo había sido. Nada iba a cambiar el hecho de que no quería que se fueran. En una vacilación ansiosa abrió su boca y la volvió a cerrar.

Me le adelanté, retomando una sonrisa torcida—. Ya, pues. Los habrá visto en Youtube. Recuerda que el papá de Julie grabó la presentación del garaje... Y no es como si todo el mundo no estuviera enamorado de ustedes de por sí.

Enamorados no tuvo que haber sido la palabra que debía utilizar, pero evité hacer algún gesto.

Le di una mirada larga y suave antes de regresar a mis apuntes. Tomé el lápiz y repasé las letras ya escritas, remarcando el subtítulo de reacciones químicas.

Estaba actuando extraña, eso era claro como el agua. Ahora, por qué permanecía en una ligera mezcla de emociones encontradas. No quería que se fueran. No quería que se enteraran en lo que estaba metida y fue hasta ese momento que recordé que mamá me mataría si se enteraba también. No había considerado a todas las variables, quizás la más importante que era mamá.

Le sentí aparecer en frente de mí ahora en el suelo. Vi su mano sobre la mesa del medio, a un par de centímetros de la mía y mis hojas por lo que me encontré mirándolo a la cara. Un ceño fruncido de perplejidad estropeó brevemente su frente.

—No soy tonto, ¿sabes? —dijo—, a veces parece que sí. Pero no lo soy.

—Lo sé, Reggie.

—¿Por qué no nos habías dicho algo sobre eso? Hablaste con el gerente y ayudaste. —Él arrugó la cara en un estrabismo pensativo—. Incluso cuando no querías.

Starlight |Julie and the phantoms|Where stories live. Discover now