Capítulo XXI: Y si quieres a alguien, ¿por qué corres lejos de él?

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—¿Doblemente castigada?

Me burlé de Julie mientras abrí la puerta del garaje. El Señor Molina había dejado una advertencia clara para ella: nada de salir de la casa.

La morena alzó los ojos de la libreta plana que estaba sosteniendo, cuando me vio, la colocó sobre el piano para menear la cabeza con gracia. Me dejé caer junto a ella en el banco del piano, arrimándola un poco.

—He estado demasiadas veces castigada como para no poder contarlas con mis dedos, así que yo soy la voz de la experiencia en ese tema... ¿Por qué estas doblemente castigada?

—¿Te olvidaste que no se suponía que dejara la casa el sábado?

Claro. Y tu papá te atrapó. Ya lo recuerdo, Flynn me envió un mensaje.

Me hacía gracia. Porque justo cuando yo me escabullía con el corazón en la boca para que no me atraparan, el papá de Julie la interceptó al finalizar el toque y yo apenas pude salir sin ser vista.

—Y ese día estaba tan enfadado que pensé me enviaría a algún internado en Australia. Lo consideró, créeme. Había folletos y todo en la mesa de la cocina.

—Ya, pero ahí hay chicos lindos.

—Tesla...

—Cierto. —Chasqueé la lengua, me puse de pie, de puntillas. Ella me vio con prudencia, sin entender mi buen humor. Y yo graciosa, di un leve toque a su mejilla, recostándome del piano—. Ya a ti te gusta alguien, casi lo olvidaba.

—¿A Julie le gusta alguien?

Sin esperarme la voz, doblé la cabeza a la dirección  de la voz, con los ojos abiertos de par en par y un pequeño chillido dejó los labios de las dos. Luke estaba sentado en el sofá negro con las piernas sobre la mesa central, completamente bonancible. Un poco menos alterada, cubrí mi boca, forzándome a no soltar una risa de incredulidad mientras que Julie se apresuró a negarlo.

—No, no me gusta nadie.

Él me apuntó con la mano derecha—. Pero Tesla acaba de decir que sí.

—Pero yo estoy diciendo que no.

—¿Quién te gusta? ¿El chico de tu escuela...? ¿Nick, ese escuincle? —soltó con mofa. Julie se volteó hacia mí con desesperación. Claro, yo la había metido ahí, ahora tendría que sacarla. Me aclaré la garganta, lo suficientemente alto para que Luke se enfocara en mí. Elevó una ceja con desdén—. ¿Y tú que haces aquí? ¿No estabas castigada de por vida por tu mamá, Sally Ride?

Sonrió con gracia al final.

—Bueno, decidió quitarme el castigo por alguna razón... —Me levanté para sentarme en el sofá, dejando una distancia entre ambos. Julie estaba de pie en frente de los dos con la palabra nerviosa en su frente. Le hice una seña de que tenía todo bajo control—. Supongo que tuvo que ver con algo que alguno de ustedes le mostró. O les dijo. Estoy segura de que tenía una nota de ustedes.

—¿Cómo estás segura que ha sido eso? Yo no he escrito nada en mucho tiempo.

—¿Qué más sería si no ustedes? Dándoselas de superhéroes por aquí y por allá después de que meten la pata.

Luke arrugó la nariz y cruzó los brazos sobre su pecho. Atrapé a Julie mirándole en silencio, con grandes ojos de admiración y yo agité mis cejas hacia ella cuando me notó. En respuesta, sentí como el cojín golpeó mi rostro sin darme tiempo para cubrirme o apartarme. Me quejé en voz alta.

—¡Gracias! —él exclamó, aplaudiendo fuertemente—. Eso era exactamente lo que necesitaba.

—Ya no puedo bromear.

Starlight |Julie and the phantoms|Where stories live. Discover now