X. ☆ Nuestro futuro ☆

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Cuando desperté hacía calor y no tardé en darme cuenta de que la ventana que daba al jardín dejaba entrar cantidades inmensas de sol sobre nosotros

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Cuando desperté hacía calor y no tardé en darme cuenta de que la ventana que daba al jardín dejaba entrar cantidades inmensas de sol sobre nosotros. Tuve un par de segundos de confusión en que me pregunté si estaba soñando o si todo lo que recordaba del día anterior era un sueño en sí, pero entonces desvié la mirada a mi lado y vi la espalda de Marco. Sonreí. Estaba durmiendo boca abajo y con la luz del sol sobre su piel se veía brillante e irreal.

Su respiración estaba acompasada y en calma total, su latido tranquilo le trajo paz a mi corazón una vez más. Miré el reloj y noté que no eran más de las ocho de la mañana y, ya que el silencio estaba activado, no escuchaba nada alrededor. Me levanté con cuidado para no despertarlo y fui al baño.

Había dormido con una camiseta negra que tenía desde hacía mucho tiempo y aun así cuando me encontré en el espejo tuve la sensación de que la veía por primera vez, luego me di cuenta de que no era la camiseta, era yo. Mi reflejo estaba sonriente, con los ojos brillantes y con una felicidad tan grande que cualquiera que me viera se daría cuenta de ella. Incluso mi cabello lucía más vivo, estaba despeinado y hecho un lío, pero lo encontré precioso como no lo veía hace mucho. 

Cerré los ojos dos segundos y traje a la memoria la tarde pasada en la que entre risas y caricias estuve con Marco. Charlamos un buen rato, buscamos opciones en un mapa como habíamos dicho, nos besamos, nos miramos en silencio, luego fantaseábamos con lo que estaba por venir en nuestra vida. Esmeralda y Frank fueron demasiado amables con todo y nos dieron espacio; conocimos a sus hijos que estuvieron fascinados por "la chica altísima de pelo plateado", conversaron con nosotros dándonos más y más consejos, luego cenamos y regresamos a la habitación en la noche, tan satisfechos con todo que hablamos hasta las tantas de la noche.

Me mojé el rostro frente al espejo y no pude quitar la sonrisa; cuando regresé a la cama Marco seguía dormido, solo que se había girado y había quedado boca arriba, ajeno a la luz del sol que iluminaba todo. Miré su rostro calmado por un buen rato y aunque me tenté de tocar su cabello, no lo hice para no sacarlo de su sueño. Tomé en cambio la carpeta que Ray me había dado y que no había tocado casi en absoluto. Me senté en el suelo alfombrado al abrirla y empecé a sacar papeles. A medida que los miraba agradecí más y más a Ray porque sé que no debió ser muy fácil conseguirlos todos; me pregunté desde hacía cuánto planeaba el dejarme ir y me sentí mal de toda la desconfianza que a veces le tenía.

Había cartas de parte de mi mamá y de Divine, como dijo, pero decidí leerlas después. Dos documentos me sorprendieron gratamente: eran certificados de graduación de Marco y mío, documentos que decían que ya éramos bachilleres y que de seguro los necesitaríamos para conseguir trabajo o para estudiar después. Esa era una de las ventajas de la magia a las que Frank se refería.

Había también un par de recomendaciones laborales para cada uno pese a que yo no había trabajado nunca en ningún lado. Incluso estaban nuestros dos certificados de nacimiento. Encontré una carta de Beth también, pero decidí leerla después; sabía que de leer despedidas me pondría a llorar y no deseaba eso. Al final de la carpeta había otro sobre de carta y era de Ray, ese me llamó especialmente la atención porque afuera decía "IMPORTANTE LEER" así que lo abrí sin dar espera.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora