XXVI. ☆ Confesiones mágicas ☆

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Durante el receso estuvimos en la cafetería con Beth

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Durante el receso estuvimos en la cafetería con Beth. Marco, no sé si con ganas de provocarme o con ganas de mantenerme alejada, se sentó con Helena todo el rato. Esta vez sin embargo cuando los miré sé que no había celos en mis ojos, sino tristeza.

—¿Discutiste con Marco?

—Me habías dicho que iba a salir con Helena el viernes pasado —respondí, omitiendo su pregunta—. ¿Era mentira?

—No. Gris me lo contó, no sé qué pasó. Quizás canceló a último minuto para salir contigo.

—O lo dejaron para otro día —apunté, sin poder dejar de mirarlos. Beth guardó silencio y sin moverme de mi lugar, decidí contarle—: Me pidió espacio.

—¿Qué?

—Marco. Le dije que saliéramos hoy y me dijo que necesitaba espacio.

—¿Espacio para qué mierda?

Aún con todo, reí de la indignación en su voz.

—No sé. Dice que tiene la mente algo revuelta y que necesita tiempo.

—Qué extraño. Según mis cuentas mentales, él debería haber llegado hoy muy contento. Más si les fue tan bien el viernes como me contaste.

Puede que estuviera exagerando, pero internamente sentía cómo me desinflaba cual globo ante lo que sucedía. Yo también estaba esperando que todo fuera lindo entre nosotros ahora y las cosas se me habían torcido en algún punto del fin de semana, me parecía algo inconcebible pues cuando hablamos el sábado él se mostró contento con el resultado de nuestra salida...

Entonces lo entendí. Nosotros no hablamos el sábado.

Marco me había dicho en la mañana "esto no es porque dejes de gustarme, al contrario..."

Cuando supe qué ocurría me enderecé en la silla por lo repentino de la revelación. Tuve que juntar varios hilos y dejar de pensar solamente en mí para entender: Marco estaba enloqueciendo, literalmente y me lo había dicho... en su sueño, cuando creyó que realmente no me decía nada.

Claro, tenía sentido, ¡eso era!

Marco había comentado que temía convertirse en una persona obsesionada conmigo y aunque en su momento me lo tomé a modo de chiste, eso era textualmente lo que él pensaba de sí mismo cuando soñaba y se enganchaba conmigo en su subconsciente sin saber que en realidad sí era yo. Si dentro de su mente yo era una fantasía que no podía sacarse del pensamiento y que además utilizaba durante sus sueños, debía sentirse mal, culpable, de seguro que nunca le había pasado eso con nadie y no quería convertirse en ese tipo de hombre.

Resumiendo, era mi culpa.

Y ahora debía arreglarlo... y se me acababa de ocurrir algo para eso.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora