X. ☆ La hipnosis de un latido ☆

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Durante la clase de inglés del jueves no estaba para nada concentrada en la lección

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Durante la clase de inglés del jueves no estaba para nada concentrada en la lección.

Mi mente recreaba con frecuencia la visión triste de mi futuro tentativo con Marco, pero había sido tanta la insistencia de esa premonición que ya había logrado separar las partes y aislar únicamente el comienzo, la imagen en la que él me besaba antes de sufrir y esa pequeña escena no me molestaba, al contrario, me ponía ansiosa.

Había notado —o más bien aceptado— que Marco tenía un efecto casi arrollador en mí, era una atracción insana, una que estoy segura de que no sentí nunca con Andrew o con cualquier otro chico antes. El palpitar de su corazón era el único sonido al que no me había podido acostumbrar del todo, ya lograba ignorarlo si quería, pero no podía controlar el mío propio al sentir el suyo cerca.

Conocía a Marco solo hace dos semanas —sin contar nuestro primer encuentro en el supermercado— pero el crecimiento exponencial de mi atracción hacia él me atormentaba, me revolvía la mente y el corazón.

Si fuera una situación normal me hubiera dejado llevar sin culpas, le seguiría sin recatos los coqueteos y hasta buscaría besarlo en un pasillo cuando nadie nos viera. Pero no lo era, no se podía y ese deseo reprimido era lo que me jodía y me amargaba las mañanas de estudio. La imagen de él besándome solo hacía que mi mente volara mucho pensando cómo se sentiría en la vida real y no en una suposición, soñaba despierta con sus labios sobre los míos y omitía siempre el final de esa visión; solo quería quedarme con lo bueno.

No era un gusto cualquiera, no era un flechazo de esos humanos en los que hay atracción a primera vista, no era un amor platónico de esos que hacen suspirar, era como todo eso junto pero duplicado. No sabía si ese deseo demoledor era la versión brujos de un enamoramiento humano, pero sin duda me enloquecía.

Quería presumir de mi fuerza de voluntad así que no desistí de mi labor de mantener cierta distancia física con él; lo trataba con amabilidad mas no coqueteando, intentaba no derretirme cuando me traía un nuevo dulce o me decía un halago derrite-corazones y cada vez que parecía que me iba a perder en su mirada, cambiaba el foco de atención y pensaba en otra cosa.

Pero mi cuerpo no me lo ponía fácil, especialmente en las horas en que compartíamos clase. Esa de inglés del jueves en especial fue tortuosa porque el latido de Marco a un par de lugares de distancia me embriagó la mente y las entrañas; no fui capaz de ignorarlo ni de distraer mi atención, fue tan fuerte ese arrullador sonido que mis propios latidos se acompasaron a los suyos.

Ese tamborileo suave y lento era para mí hipnotizante y placentero y aunque quería salir del bucle de la armonía, no podía, estaba atrapada. Se me secó la garganta y sentía calor en el cuello, en la cara y bajando por mi espalda;  la melodía de ambos latidos me estaba afectando demasiado, tanto, que mi mente solo me mostraba la imagen de Marco besándome y con esa misma nitidez me juraba que si lo besaba en la realidad, la sensación sería aún mejor.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora