II. ☆ Pintura corporal ☆

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El sábado Karma acudió a mi casa por el favor que le había pedido de prestarme su brazo para la pintura del concurso

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El sábado Karma acudió a mi casa por el favor que le había pedido de prestarme su brazo para la pintura del concurso. Dispuse todo en mi habitación porque mi papá odiaba que usara pinturas en la sala desde una vez en que le cayó rosado a su alfombra blanca que luego de lavarla se la llevó mejor a su habitación. Mi papá no puso problema alguno cuando le comenté lo que íbamos a hacer así que se quedó en la sala adelantando algunos trabajos en su computador.

—¿Y ya tienes algo en mente? —me preguntó Karma cuando entramos a la habitación.

—Pues más o menos —dije distraídamente.

—Y por lo visto planeas hacer mucho desastre.

Señaló mi cama que ya estaba cubierta de arriba a abajo con un par de sábanas viejas, solo por si acaso. No quería pintura en mis cobijas; como la silla de mi escritorio era un poco más alta, sería perfecta para mí mientras ella se sentaba en la cama con el brazo levantado.

Karma me sonrió de lado, quitándose la chaqueta y dejándola junto con su bolso, en el suelo, en una esquina. Luego de eso se acercó a la puerta, la cerró y con su mano recorrió todo el marco; arrugué la frente ante eso.

—¿Qué haces?

—Ah, es el silencio —dijo, como si yo supiera qué carajos era eso. Enarqué con más énfasis mi ceja, ella rio—. Es el truco para que no oigas distracciones de afuera y que afuera nadie escuche lo que hablemos.

Lo veía innecesario; mi papá era muy callado mientras estaba trabajando, pero me limité a encogerme de hombros, me daba igual... bueno, no igual, por dentro ese simple truco me parecía lo máximo, pero no iba a ponerme a demostrar que me sentía tan interesado como un niño cuando le sacan un centavo de la oreja. Quería lucir más calmado con las peculiaridades de Karma.

—Entiendo.

—¿Y qué tienes pensado?

—La verdad la idea es improvisar un poco. He mirado muchas imágenes sobre la pintura corporal, he visto un par de videos y todo eso, pero no he sacado un molde porque no quiero copiar a nadie.

—Entiendo —repitió mi respuesta.

Me giré dándole la espalda para empezar a buscar la pintura que necesitaba. Todos los tarritos de pintura a base de agua estaban en mi escritorio, pero los tenía en desorden, mezclados con los de a base de aceite así que tenía que separarlos y elegir los colores a usar. Tomé también la botella de agua mineral que había conseguido para limpiar el brazo de Karma antes y un par de trapos.

—Tu piel es muy blanca así que imagino que un rojo y un azul deben verse preciosos. Una serpiente podría estar bien, ¿no crees? Puede tener su cabeza y lengua en el dorso de tu mano e ir ascendiendo hasta tu hombro, enroscada. Sé que es una idea muy común, pero con unos toques puede lucir muy... —Con los frascos llenándome las manos, volteé hacia Karma—. ¿Qué... qué haces?

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora