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—Yo habría preferido un maquillaje de colores fríos y algo de rubor para darle más color a su carita, pero HwanWoong ha logrado que el rey omega se vea divino. Seguro cuando el rey MinGi se baje del avión y lo vea así de bello, quedará con la boca abierta de la impresión —halagó MinJi apreciando el maquillaje que HwanWoong escogió para YunHo. El rey, sentado frente al cosmetiquero, se sentía rodeado de un montón de gente. Allí estaban la asesora MinJi, el estilista HwanWoong, Kim HongJoong, y su futura nueva asesora, una jovencita alta y delgada, de aspecto frágil y algo cohibida comparada a los demás presentes. 

—Bien, Yuna, tesoro —habló HongJoong—, no será necesario que aprendas a maquillar, pues HwanWoong se encargará plenamente de eso. Tú solo tendrás que vestir al rey— luego de decir eso se dirigió a YunHo—. No te preocupes, corazón, ella es mi mejor discípula, captará tu esencia de inmediato. Ya verás.

YunHo todavía seguía triste con la partida de HongJoong como su asesor, pero esa chica tenía buena vibra y HwanWoong, quien había comenzado a maquillarlo desde que el beta que trabajaba con su madre jubilara, le gustaba bastante. Incluso MinJi con su adicción al color rosado y las miradas extrañas que de vez en cuando le daba a su marido, había ganado su confianza. Esperaba que MinJi tratara a Yuna amablemente y no hubieran problemas entre los tres omegas con todos estos cambios.

Al menos hoy llegaba MinGi de su viaje a Jeju por asuntos diplomáticos, lo extrañaba mucho y necesitaba tenerlo cerca. SeongHwa también estaría con él, así que seguramente HongJoong andaba en las mismas. HwanWoong, por otra parte, vivía en el mismo terreno del castillo junto a su esposa, una beta muy adorable y a la que YunHo había visto en la mañana. Las dos chicas, en cambio, seguían sin encontrar a nadie.

—¿Ya debería partir al aeródromo, majestad? —preguntó HwanWoong viendo su reloj de muñeca—. El rey llegará en una hora más.

Un poco desanimado, YunHo asintió y se levantó de la silla. La lejanía de MinGi le estaba afectando mucho, se sentía aletargado y prefería quedarse en casa en vez de seguir con sus actividades reales diarias. Al menos ahora, con MinGi a su lado, eso iba a cambiar.

Yuna, quien no había hablado mucho, reaccionó cuando YunHo se levantó de la silla, mirándolo tan alto e imponente entre los demás. Por muy poco, HongJoong era el menos bajito de todos (aparte de YunHo, obviamente), pero la diferencia entre la estatura del rey y los demás era notable. Quizás por eso la chica lo observaba con tanta fascinación.

—Oh, ¿Ocurre algo? —YunHo le preguntó directamente. Ella abrió mucho los ojos, como si la hubieran descubierto cometiendo una falta grave—. ¿Cambiarías algo de mi ropa? Esta capa se ve un poco ostentosa, ¿No crees?

MinJi sugirió que YunHo llevara aquel accesorio muy peludo en los hombros y que caía dócilmente hasta sus tobillos, y los demás habían estado de acuerdo. Yuna, como siempre muy hermética, se había quedado en silencio.

Pero Yuna, en realidad pensaba sobre lo majestuoso que podía verse el rey con todas esas cosas encima, con la ropa de diseñador y el maquillaje excesivo. Cuando había entrado más temprano a la habitación, YunHo se veía como un adolescente cualquiera. 

—No… es solo que… woah, usted es muy guapo, majestad —declaró la chica haciendo una reverencia de noventa grados. Se preguntó que habría opinado RyuJin al ver a un omega tan impresionante como YunHo. ¿Acaso también querría casarse con él? RyuJin era una niña de ideas adelantadas y modernas—. Es un halago poder trabajar asesorándolo.

YunHo sonrió algo tímido. Al parecer, no terminaba de acostumbrarse a ese tipo de halagos.

—Ya, eres muy linda —dijo enternecido, y luego miró a HongJoong. Este se hallaba ordenando la ropa que habían descartado, dejando algunas blusas en los percheros—. Por cierto, hyung. ¿Quieres ir conmigo? SeongHwa también estará allí.

El aludido, sin mirar al rey, solo atinó a responder.

—¿Ir contigo? 

No parecía estar muy animado, honestamente.

—Eh… sí —respondió YunHo, perplejo.

—Si él no quiere asistir puedo hacerlo yo —se ofreció MinJi alegremente—. Siempre es bueno ver al amado rey de la nación… 

—Preferiría que tú te quedaras ordenando acá, MinJi —la interrumpió YunHo con una sonrisa que no llegó a sus ojos. Y no porque fuera un omega celoso, no señor. MinGi era su destinado y no iba a caer en las tentaciones de otro omega debido a su naturaleza y su lazo, a su unión y a su marca en el cuello. De hecho, YunHo estaba preocupado por su amigo HongJoong—. Entonces, ¿Quieres ir? —insistió otra vez a su amigo. 

HongJoong seguía sin mirarlo, terminando de dejar la ropa ordenada como si fuera lo más entretenido del universo. Yuna, quien conocía a Kim tanto como YunHo, también notó que su jefe se estaba comportando algo extraño.

Por eso, y para no causar más preocupaciones en sus amigos, HongJoong al fin vio a YunHo, dándole también, curiosamente, una sonrisa que no llegó a sus ojos.

—Por supuesto que sí —respondió finalmente—. Quiero ver a SeongHwa como no te imaginas —añadió.

×

He vueltooo 🥰 espero que les guste este capítulo.

PRESTIGIO [seongjoong]Where stories live. Discover now