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Comparada a Shin Yuna, su hermana pequeña RyuJin era totalmente diferente. Mientras la mayor tenía un carácter más introvertido y una presencia que a veces incluso pasaba desapercibida, la menor poseía una personalidad fuerte y a pesar de su corta edad, intimidaba a alfas tan poderosos como Park SeongHwa. La pequeña llevaba una melena negra que se amoldaba a su bonito rostro, un vestido grueso que caía liso hasta las rodillas, y medias de lana para cubrirse del frío. Una pequeña horquilla de mariposa afirmaba un lado de su pelo corto y usaba unos lentes que se habían caído cuatro veces desde que ambas chicas llegaron a pasar la navidad a la casa de Kim HongJoong. Yuna por otra parte, se había puesto unos simples pantalones negros y un abrigo ancho de un color celeste pálido.

—RyuJin, por favor deja al señor Park tranquilo  —la joven le llamó la atención a su hermanita. Esta se había cruzado de brazos y observaba a SeongHwa fijamente, siguiendo todo lo que este hacía, mientras el único alfa presente, un poco tímido de tener tantos omegas a su alrededor, se había dispuesto a reordenar absurdamente algunos adornos que colgaban del pino navideño. Era absurdo porque si bien RyuJin había cambiado un poco las cosas a su antojo, el árbol seguía manteniendo un orden decente. De todos modos HongJoong, mientras dejaba los platillos en el lavavajillas, pensaba en que comparada a la fiesta de los reyes, la comida junto a las hermanas Shin esa tarde había sido mucho más agradable y acogedora—. Lo lamento mucho —se disculpó la chica, sin saber cómo detener a la niña—. Ella no suele ver alfas muy seguido… 

—Está bien —respondió Park mirando de reojo a la niña—. Eh… ¿Quieres postre, pequeña? —le consultó tratando de sonreír sin causarle miedo.

—Unnie —sin responder directamente, RyuJin habló alternando la vista entre su hermana y SeongHwa—. Este oppa tiene los ojos muy bonitos, ¿Puedo casarme con él…? 

Yuna no esperó a que RyuJin terminara la pregunta y exclamó:

—¡Sí, quiere postre, gracias!

RyuJin sonrió mostrando todos sus blancos dientes y suspiró como si fuera un omega viendo la teleserie romántica de la tarde. Fue muy gracioso, HongJoong liberó una risita que no alcanzó a escucharse del todo. SeongHwa por su parte sonrió con su típico gesto de incomodidad y fue hasta la cocina, en donde se hallaba HongJoong cortando un pastel de chocolate en pequeñas porciones.

—Yo lo hago —se ofreció su novio a continuar con lo que HongJoong estaba haciendo—. Ve con tus niñas, yo sigo con esto. 

Sin llevarle la contraria, entonces Kim fue hacia donde estaban las mujeres y les indicó que volvieran a la mesa. SeongHwa volvió con dos pequeños platillos de pastel y los sirvió a las hermanas, para después traer el suyo propio y otro para HongJoong. Un pequeño osito de peluche estaba encima de la mesa, lo había dejado RyuJin luego del almuerzo, y después lo abandonó ahí fascinada por el árbol de navidad y sus adornos brillantes. Yuna mencionó que era primera vez que ellas celebraban esas fechas así, y HongJoong recordó aquella infancia en que ni siquiera se celebraban sus cumpleaños.

Le hubiese gustado que los demás trabajadores de la tienda asistieran a su pequeña comida, que halagaran su comida y le preguntaran sobre sus preciosas plantas de interior, pero TaeHyun se negó debido a compromisos con los Kang y Kai celebraba estas fechas con la manada de inmigrantes norteamericanos, mientras que TaeYong viajaría a ver a su mejor amigo, y YeonJun mencionó que se iría a una fiesta llena de omegas en un karaoke de temática latinoamericana. En fin, que todos tenían sus planes muy armados, excepto Yuna, que si bien fue invitada por TaeHyun a pasarla con su familia, ella eligió a HongJoong. Este se sentía conmovido por aquello.

De hecho nunca creyó que tendría tanta atención de la gente. Él ahora no sólo tenía a Yuna en su casa, sino que a su hermanita menor, y por supuesto, él tenía a Park SeongHwa. No podía creer que el joven hubiera abandonado sus tradiciones familiares para acompañarle, y además se notaba que estaba gustoso allí. Quizás era porque HongJoong tenía su celo y se había tomado unas pastillas que lo habían dejado adorable como un muñequito de tela, esponjoso y apachurrable, seguro eso hacía que SeongHwa estuviera a sus pies. Bueno, si el alfa hubiera venido temprano, en vez de sus pies, habría estado en otra parte de HongJoong mucho más impúdica, pues todavía no se había tomado los supresores y ardía en las llamas del deseo de ser usado de la forma más grosera. Sin embargo ahora todo estaba controlado… o algo así, él podría hacer cosas de ese tipo si era provocado de buena forma, aunque el ambiente no daba para eso, y más aún estando las hermanitas Shin presentes.

PRESTIGIO [seongjoong]Where stories live. Discover now