Parte 26-Emboscada-

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Los agentes del FBI, CIA, Interpol y Servicio Secreto la observaban desde el otro lado del espejo de la cámara Gesell como un comité de científicos desorientados frente a un espécimen inédito de la naturaleza.

Ophelia Sarkissian tenía el talento de las serpientes, era capaz de ser escalofriante y aterradora, sin ni siguiera mover un músculo, solo siendo ella misma allí sentada sin hacer absolutamente nada.

Inclusive, todos ellos, todos hombres, todos entrenados, sentían silenciosamente que era más terrorífica estando inmóvil y callada que cuando estaba siendo entrevistada por los agentes.

Alguien abrió la puerta de golpe y los espectadores pegaron un pequeño salto.

Eran los enviados de la Casa Blanca

—el presidente aceptó los términos—

—en serio van a llevársela?— un agente del FBI pregunto a nadie en particular, con descreimiento.

—pues si lo que promete es real, sería uno de los casos más grandes que cualquiera de estas agencias halla visto, sería el operativo más grande e importante de la historia— anuncio con voz solemne el enviado de la Casa Blanca aunque sino hacia falta, todos los presentes sabían que sería así.

—además ella se entregó, no hay razones para esperar un intento de rescate pero si existe la posibilidad de represalias o un intento de callarla como testigo así que no la pierdan de vista— ordenó el joven enviado de la casa de gobierno e inmediatamente se arrepintió, tenía fácilmente diez años menos que los hombres a quienes se dirigía y su elevado cargo junto a su juventud de habían conseguido el resentimiento de demasiados colegas

La revisaron una y otra vez, desde las uñas de los pies hasta su cuero cabelludo. Proceso en el cual ella parecía extrañamente paciente.

—lo que no entiendo es porqué, porqué ahora?—

—algo busca, y los imbéciles asesores del presidente se están dejando manipular— los comentarios de los agentes eran en el mismo tono, desconfianza y miedo.

Le colocaron tantas cadenas entre sus manos y pies, que apenas podía caminar, aunque eso no lograba borrarle una mueca similar a una sonrisa del rostro, que se volvía más siniestra aún en compañía de la mirada oscura de su único ojo sano.

Habían 3 vehículos negros similares a una van, idénticos entre sí, estacionados uno detrás del otro en la salida trasera de las oficinas en donde la tenían en custodia.

Eran señuelos, empleados con el objetivo de confundir a posibles atacantes, eso era más que obvio

Lo que parecía redundante o quizás, una medida extrema para un recorrido de solo unos minutos, era el camión blindado que iría al frente de la caravana y la docena de agentes en motocicletas que los rodearía durante todo el trayecto.

—mi nombre es Gabriel Carter, soy parte del staff de seguridad privada del presidente y la escoltare en el trayecto a su reunión— el joven que les dió la noticia a los agentes, se presentó ante Ophelia con una sonrisa y tono seguro, mirándola sin la repulsión que otros demostraban al ver su rostro sin el parche que tapaba la falta de su ojo.

Era difícil de leer, no solo por el ojo que le faltaba, tenía cara de póker permanente pero al agente Cárter no parecía intimidarle para nada.

Hacia frío, de los vehículos estacionados en la puerta del edificio emanaba el vapor caliente de los motores en marcha.

Estaba oscuro y había demasiado silencio, todos los escoltas de Ophelia tenían erizados los bellos detrás de la nuca a pesar de que el trayecto no les llevaría más de 5 minutos y se encontraban en la avenida más custodiada y segura del mundo.

Black WidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora