Parte 4 -Melina Vostokovna-

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Desde el día del anuncio, que incluyó los egresos prematuros de dos agentes, Melina Vostokovna había estado luchando con los demonios que invadían su cabeza.

Trataba de no odiar a Natasha, después de todo eran amigas, pero a veces, tratar de no odiar a Natasha era una tarea que consumía cada fibra de su ser hasta dejarla exhausta, sintiéndose culpable y fuera de control.

Sus emociones se movían en círculo, al igual que sus estados de ánimo: Primero sentía envidia, luego bronca por sentir envidia, luego culpa y al final vergüenza.

Entonces trataba de acercarse de nuevo a Natasha, para disipar la angustia por esa vergüenza en la que derivaban sus inseguridades, pero cuando lo hacía, y veía nuevamente de cerca como la Directora Sarkissian la favorecía con elogios sobre su desempeño, el circuito volvía a comenzar: envidia, bronca, culpa y vergüenza.

Toda su vida había sido así, estaba cansada de ver en los demás solo lo que a ella le faltaba, lo que deseaba con toda el alma.

Quizás eso la había acercado a Natasha, el hecho de que ella lo tenía todo, siempre lo tuvo. Toda la belleza, gracia y talento que Melina sentía le eran ajenos.

Pero a su vez, eso mismo era lo que la alejaba de aquella a quien llamaba "amiga", el despliegue visible de todo lo que jamás podría tener, y ahora, a esa condenada lista se le sumaba Alexei.

En realidad no era como si realmente le gustara el tal Alexei Sostakov con sus ojos azules rodeados de pestañas oscuras y largas como alas de mariposas nocturnas, o mariposas "Brujas Negras". Le gustaba ese nombre, eran sus criaturas favoritas...esperaba no empezar a asociarlas con él ni con sus ojos.

Nunca le había prestado atención a ese chico ni a ningún otro recluta de los Wolf Spiders. Pero le gustaba sentirse observada por ellos, deseada.

Sabía que su cuerpo era un poco más llamativo que el de Natasha, ya que a pesar de ser solo un mísero año mayor que ella, entre los diecisiete y dieciocho, habían ciertas diferencias que se notaban en las curvas de una mujer.

Sin embargo a Alexei no parecían importarles sus atributos, ni sus comentarios inteligentes en las clases, o sus movimientos sagaces en las prácticas, tampoco se reía de sus chistes en los pasillos de la Habitación Roja, aunque fuesen de lo más divertidos, él solo reservaba su infragmentable atención para Natasha.

Melina resopló frustrada en un involuntario bufido que llamó la atención de los demás reclutas en la sala de tiro al blanco, posicionados en ambos carriles a su alrededor.

Esta era su tercera ronda y la frustración aún se sentía amarga desde la boca del estómago, como si en lugar de quemarla hubiese estado tragando pólvora.

Estaban todos sus fantasmas al final del Polígono en la zona de impacto esperando su castigo, podía verles las caras superpuestas en el figurín a 50 metros como una ilusión.
Bum Natasha
Bum Shostakov
Bum la estupida Directora Sarkissian que no tenía intenciones de ser una figura materna para ella
Bum su propia envidia y su propio ego
Más rápido
Bum
Bum
Clack
Debía volver a recargar, solo que vaciaba cartuchos y no lograba vaciar su pecho del ardor de sentirse menos, hasta la primera sílaba de esa palabra coincidía con la de su nombre. La misma inicial. Melina con Eme de menos.

Presionó un botón y el figurín destrozado a balazos, en que le que estuvo descargando su frustración, se acercó mecánicamente por un cable con ganchos hasta su box, mientras se quitaba los lentes y los audífonos.

A medida que se acercaba la lámina con forma humana, se evidenciaba más la cantidad de agujeros que habían dado en la clavícula y en uno de los hombros. Estuvo disparando salvajemente en una secuencia desatinada que hizo a sus vecinos murmurar y levantar un par de cejas.

Black WidowWhere stories live. Discover now