Capítulo 19

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Capítulo 19

Aiden:

Poco a poco el mes de agosto estaba llegando a su fin. Deseaba con todas mis ganas poder alargarlo un poquito más y disfrutar de esa sensación de libertad más tiempo, pero, desgraciadamente, pronto debería volver a la misma rutina de siempre, aunque ahora contara con un cambio que me encantaba. No veía la hora de robarle besos a mi Gwenny cuando estuviera en modo doncella y verla con las mejillas coloradas.

Me sorprendió una barbaridad que al día siguiente de confesárnoslo todo me contara que había recordado una parte de su pasado que había creído olvidada. Al parecer, una de las secuelas que le había dejado el accidente fue la pequeña pérdida de memoria. Me pareció extraño que no recordara haber estado en palacio de pequeña y haber sido mi amiga, pero, según había leído en varios libros sobre medicina, era normal en los pacientes que sufrían ese tipo de circunstancias.

Nos habíamos visto a solas muy poco en los últimos días, más que nada porque temía que de alguna forma alguien se enterara de lo nuestro. Yo, en cambio, deseaba que el mundo entero supiera que estaba saliendo con ella, que era algo serio; pero se lo había prometido y, por ahora, estaba manteniendo mi promesa.

No obstante, un día estuve a punto de irme de la lengua. Había quedado con mi familia para pasar la tarde con ellos. Habíamos extendido una manta en el mullido prado y aprovechado las espectaculares vistas al lago para hacer una merienda a modo de picnic.

—Me encanta esta sensación de tranquilidad que se respira aquí —comenté con los ojos puestos sobre las aguas cristalinas—. Ojalá pudiéramos venir más años. Es, con creces, uno de los mejores veranos de mi vida.

Mamá estaba radiante y, por lo que había podido ver en más de una ocasión, no se había dedicado solo a trabajar en la búsqueda de mejoras para su proyecto; la había visto con papá dando paseos, bañándose en la piscina y participando en alguna actividad como cualquier pareja normal.

—Me encantaría hacer algo más normal más a menudo. ¿Hace cuánto no hacíamos una escapada así? —comentó sentándose sobre la manta. Nolan se sentó junto a ella y enseguida empezó a acariciarle el pelo con ternura.

—Yo diría que desde que el pequeñajo de la familia tenía cuatro años —habló papá sentándose a su lado. Tenía gran sonrisa pintada en los labios. Lo veía muy relajado y no tan tenso como en los últimos meses—. Siento que no hayamos podido hacer alguna escapada en estos últimos años. Como rey, he tenido que invertir horas extras por el bienestar de la nación.

No me gustaba nada ver cómo mi padre se culpaba por el hecho de no haber podido tener unas vacaciones diferentes cuando a mí me encantaba visitar a mis abuelos en verano y pasar en su palacio, que era mil veces más pequeño y acogedor que en el que vivía, los días. Esa sensación de semi libertad que se apoderaba de mí al tener gran parte del día libre no lo cambiaría por nada.

—Papá, pero si nos encanta estar con los abuelos —objetó India. Estaba sentada en uno de los extremos de la gran manta, junto a mí, y sacaba de su mochila iridiscente un libro que, estaba seguro, la tenía enganchada. Cuando uno le gustaba de verdad, subrayaba las frases que más le llamaban la atención y ponía notas adhesivas para saber en qué página estaban.

—Aun así creo que os merecéis que hagamos un viaje en familia y recorramos el mundo. Tenía planeado visitar Francia, pero al final ha sido imposible programar unas vacaciones en condiciones con todas las reuniones a las que he tenido que asistir con mis consejeros y mi mano derecha.

Nicholas era el mejor amigo de papá y su fiel mano derecha. Siempre se reunían, aunque sabían muy bien separar el placer del trabajo. Blake, el padre de Wendy, también fue su mano derecha a pesar de que poseía su propia empresa, y cuando murió, ambos lo pasaron fatal. Eran amigos de toda la vida y perderlo había sido un gran golpe.

No es una historia de amor (Bilogía Alas II)Where stories live. Discover now