Capítulo 5

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Capítulo 5

Aiden:

Como príncipe debía acudir a todas las fiestas de sociedad que se hacían, más si la anfitriona era mamá. No conocía a otra persona que se esmerara tanto en que todo estuviese perfecto. Se había pasado semanas organizándola, ayudada de su mejor amiga, y como resultado había quedado una decoración exquisita y llena de detalles.

Me pasé gran parte de la tarde noche yendo de un lado para el otro y charlando con más de un miembro importante del congreso. Sus esposas o esposos e hijos también habían sido invitados e incluso algún que otro amigo cercano. Vi en una esquina cómo papá charlaba con Nicholas, uno de sus mejores amigos de la infancia y ahora su mano derecha y su consejero más fiable y leal.

Tomé una copa de vino y un par de canapés antes de ponerme a hablar con varias de las hijas de los amigos de mi padre. Muchas parejas bailaban ya en el centro de la pista de baile. Por una vez me imaginé de la mano de esa mujer que provocara en mí un huracán de emociones en mi interior, bailando y acompañándome a ese tipo de eventos.

Alejé ese pensamiento y durante una fracción de segundo me quedé embobado en la mirada púrpura de una de las doncellas. Llevaba una bandeja de canapés y se movía por la sala con elegancia, como si flotara en el aire, como si sus pies apenas rozaran el suelo. Llevaba, como siempre, el pelo recogido en un apretado moño y ese uniforme que le llegaba por debajo de las rodillas. Parecía no haberse dado cuenta de mí, de que la observaba, puesto que seguía atendiendo a cada invitado como si fuera el mismísimo rey en persona.

—¿Me concedería el honor de bailar conmigo?

Me volví. Una muchacha unos años menor que yo, preciosa, me sonreía esperanzada. De pelo castaño, largo y liso y unos preciosos ojos de color verde jade que llamaban la atención. Era hermosa y fue la hijastra del que fue un gran amigo para papá. Por desgracia, hacía ya bastantes años que falleció en un terrible accidente de coche junto a su hija, con la que recuerdo haber jugado de pequeño. Fue una gran tragedia y papá lo pasó muy mal cuando se enteró de la desgracia. Todavía a día de hoy el día en el que el accidente se había cobrado las vidas de esas dos almas inocentes se ponía triste y se encerraba en su taller de costura para pensar.

Se llamaba Agatha y, si bien era una mujer con muy buenos atributos, no era mi tipo. Pensaba demasiado en sí misma y notaba a leguas que estaba enamorada de la corona y no de mí. Si algo tenía claro era que quería que la mujer de la que me enamorara por completo también lo estuviera de mí, no de la vida que tendría de estar a mi lado.

No obstante, no pude rechazarla, no delante de todos. Sería todo un escándalo y no quería armar otro.

—Claro.

La lleve a la pista de baile siendo plenamente consciente de todas las miraditas que nos estaban lanzando los invitados indiscretos. ¿Cuándo dejaría de ser el centro de atención? ¿Cuándo se darían cuenta de que mi vida era igual de aburrida que la del resto? Por ser el príncipe no era un ser superior, aunque a veces no dejada de comportarme como un imbécil. Era humano y estaba en todo mi derecho de cometer también errores por mucha sangre azul que corriera por mis venas.

—¿Te lo estás pasando bien? —preguntó Agatha en cuando dimos la primera vuelta. No se movía nada mal y se notaba que su madre, la señora Katrina Barrie, la había instruido bien. Sabía que tenía una hermana pequeña que se llamaba Dana, que por lo que vi se encontraba hablando con el hijo mediano de Nicholas y de su mujer Cathrine. Sonreía como una enamorada, pero no sabía hasta qué punto ese sentimiento era real. ¿Estaría de verdad mirándolo con amor o era solo una actuación teniendo en cuenta cómo era su hermana mayor?

No es una historia de amor (Bilogía Alas II)Where stories live. Discover now