Capítulo 15

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Capítulo 15

Aiden:

Tras el almuerzo, pasé la hora libre que tenía con mi familia. Mis hermanos, mis padres y yo nos reunimos en la habitación de estos últimos en el ala de los monitores y allí, en la privacidad que nos otorgaban esas cuatro paredes, me felicitaron como Dios manda, sin interrupciones. Éramos como cualquier familia normal y lo único que nos diferenciaba era la maldita corona; no es que fuéramos especiales.

—¡Felicidades, cariño! —Mamá me dio un sonoro beso y me tiró de las orejas hasta casi dejarme sin ellas. Lo mismo ocurrió con el resto.

—¡Feliz cumpleaños, hijo! ¿Qué tal te han caído los veinticinco? Ya eres todo un hombre.

Una gran sonrisa se apoderó de todo mi ser y es que papá llevaba diciendo lo mismo desde que había cumplido los dieciocho años.

Habían encendido una vela en un cupcake de chocolate que mamá había preparado especialmente para mí. Le encantaba cocinar y desde pequeño también me había visto interesado por ella. Había aprendido de la mano de la mejor a hacer las mejores exquisiteces y siempre que tenía un rato libre bajaba a las cocinas a trastear. Era mi pequeño hobby secreto del que la prensa no tenía ni idea y del que solo tenía conocimiento mi familia y contados empleados de palacio.

Soplé la vela, pedí un deseo y compartí con ellos aquel manjar. Sabía que mamá había hecho más, pero que había optado por guardárselos para la cena a modo de postre sorpresa para los chicos. Estaba degustando las últimas migajas, sentado a lo indio y charlando animadamente.

—¿Qué tal os va en vuestras cabañas? —nos preguntó mamá sin perder la sonrisa que se había pintado en sus labios.

—Mis compañeros son muy majos y tras las actividades suelo quedar con Kendall y Sallie —habló India con los ojos brillantes. Por lo que había podido ver en las contadas ocasiones que nos veíamos o que coincidíamos, se lo estaba pasando verdaderamente bien—. Hemos hecho una excursión con otros chicos e incluso vamos al menos una vez a la semana a la piscina.

—Me alegro que te lo estés pasando de maravilla, tesoro. Sinceramente, pensaba que esta idea tonta os iba a arruinar el verano.

Mamá parecía de verdad triste por ello. Le puse una mano en el hombro y le lancé una mirada con la que quería transmitirle tranquilidad.

—¿Has dado ya con esas mejoras que quieres implantar?

—¡Por supuesto! He hecho una lista de lo que quiero mejorar y complementar. Me encanta este sitio y, de poder, vendría aquí todos los veranos. El veros estar en un ambiente tan normal me llena de felicidad. No veáis lo contenta que me pone que podáis ser aunque solo sea durante unas semanas como el resto, sin estar todo el día bajo el foco de la atención.

—Se está muy bien en las sombras. Así puedo salir con quien yo quiera sin que la prensa me tache de promiscua.

—¡India Dorothy Rosenzberg! —la retó mi padre. Era my sobreprotector con ella, más que nada porque era su niña y siempre lo sería, a pesar de que ya había entrado en la adolescencia y que poco a poco iba despertando el interés de los demás. Yo había sido consciente de cómo varios chicos de su cabaña la miraban de arriba abajo pese a que ella pasara totalmente de ellos. Mi hermana no era de las típicas princesitas que seguían la moda ni caprichosa; prefería mil veces sentarse a la sombra de un árbol a leer que salir hasta tarde como estaban empezando a hacer las chicas de su edad. Por eso sabía de antemano que solo estaba bromeando.

Una sonrisa ladina seguida de un alzamiento de manos por parte de ella nos hicieron soltar a casi todos una carcajada.

—Solo era una broma, papá. Además, si tuviera novio, serías el último en enterarte —lo picó.

No es una historia de amor (Bilogía Alas II)Där berättelser lever. Upptäck nu