Capítulo 11

7.2K 970 438
                                    

Capítulo 11

Aiden:

Sentí cómo se aferraba a mí con fuerza, con temor a caerse. Sus brazos en torno a mi cuello y su fragancia tan femenina me nublaron los sentidos. No pesaba nada.

Soltó un chillido.

—¡Bájame!

No iba a hacerlo, menos ahora que había descubierto lo mucho que me gustaba tenerla entre mis brazos. Era como si encajara a la perfección conmigo, como si fuera la otra pieza de mi puzzle. Sentí su corazón palpitando con fuerza y caí rendido en cuanto vi ese ligero rubor que teñía sus mejillas.

—¡Estás loco!

Debía estarlo. Nunca antes me había dejado llevar tanto. En cuanto la vi caer, supe que debía socorrerla, que no debía dejarla allí a su merced. No sabéis lo contento que me había puesto que me contara una parte de su pasado, aunque me preocupara aún más. Ahora entendía muchas cosas. No es que fuera torpe como bien decía ella, es que una parte de su cuerpo le fallaba así, de improviso. No tenía la culpa de nada.

Me vi tomando el camino largo de vuelta a casa, intentando alargar el momento. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué me sentía tan bien a su lado? ¿Y por qué mi respiración se entrecortaba cuando aquellos ojos púrpura se posaban en los míos? Era de locos, como bien me había descrito ella.

Cuando aterricé con agilidad sobre el suelo, a escasos metros de nuestra cabaña, la ayudé a ponerse en pie. Quería asegurarme que fuera capaz de hacerlo, que sus piernas la sostuvieran de nuevo. Una parte dentro de mí se sintió decepcionada al comprobar que ya no dependía de mí, que podía valerse por sí misma.

Todavía no había nadie pululando por los alrededores, solo los pocos que se habían animado a hacer deporte. La acompañé hasta la puerta, no queriendo despedirme, no queriendo romper el momento tan íntimo que habíamos vivido.

—Será mejor que entre y tome una buena ducha. Gracias por traerme, aunque me ha parecido innecesario.

Sonreí de lado, con falsa soberbia.

—Vamos, sé que te ha gustado. Soy irresistible. —Le guiñé un ojo con picardía.

Wendy puso los ojos en blanco.

—Lo que tienes es el ego por las nubes. Ve con cuidado la próxima vez, no vaya a ser que te choques con él cuando vueles.

Su comentario mordaz me pareció muy acertado. Así que aquella muchachita no solo era preciosa y divertida, sino que también inteligente. Interesante.

—Así que te preocupas por mí. No sabía que te gustara —bromeé.

Se rió en mi cara.

—Claro, me gustas tanto como lo hace Markus. No sé por qué no le despierto y le pido una cita.

Oírla mencionar a ese capullo provocó una sabor agridulce en la boca de mi estómago. Aquel idiota integral me caía muy mal y sabía que solo buscaba en las mujeres una noche de placer sin llegar a valorarlas. Tenía una personalidad de mierda. No me gustaban la clase de tíos que después se lo cuentan todo a sus amigos como si sus hazañas fueran épicas.

—No me lo menciones. No lo soporto, es tan chulo.

—Bienvenido al club. Solo es un niñato que lo único que busca es llamar la atención. Es mejor que no le hagas ni caso. Se le pasará la tontería. Cree que ahora que estás tú lo deslumbrarás. Eres un hombre atractivo y con muchos atributos. Solo se siente amenazado.

De todo lo que había dicho, en mi cabeza se repetía las palabras "Eres un hombre atractivo". No pude evitar sonreí. ¿Le parecía guapo de verdad? En lo más profundo de mi ser ansiaba que sus palabras fueran ciertas.

No es una historia de amor (Bilogía Alas II)Where stories live. Discover now