Capítulo 9

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Capítulo 9

Aiden:

La mañana siguiente me desperté gracias al bullicio que había: niños correteando y gritando, las conversaciones que unos mantenían, el ruido lejano de la ducha... No estaba acostumbrado a aquella locura mañanera.

Me levanté de la cama y antes de vestirme la hice. Me puse algo de ropa cómoda y fui al baño a hacer mis necesidades más básicas antes de reunirme con el resto en el exterior. Allí, gran parte de las chicas nos esperaban ya, incluida Wendy, con la que mantuve aquella charla nocturna y con la que me sentí tan a gusto. Intercambiamos una mirada rápida antes de ponerse cada uno a lo suyo, antes de volver a charlar animadamente con las dos chicas con las que estaba manteniendo una conversación.

Ya en el comedor, me sorprendió que dos chicos se sentaran enfrente. Uno de ellos, de cabello rubio trigo, ojos verdes, nariz marcada y mandíbula cuadrada, me saludó como si fuésemos amigos de toda la vida. El otro, un hombre de pelo castaño, ojos marrones, grandes, y buen porte, me dedicó una amplia sonrisa.

—Bienvenido al campamento Sunshine. No será un palacio lleno de lujos, pero tampoco está mal —habló el primero.

—Además, las actividades que se hacen son muy entretenidas. Estoy deseando empezar en serio, porque el juego de ayer no fue nada más que un pequeño incentivo de lo que nos va a deparar el verano. Ya verás cuando empiecen las competiciones entre cabañas; va a ser una locura. Agradezco que tengamos como líder a Wendy y no al idiota de Markus. Si te soy sincero, pensaba que este año sería nuestro capitán.

Hice una mueca.

—Por lo que veo, no te cae nada bien —continuó hablando aquel chico sin perder la sonrisa—. Bienvenido al club. Soy Olivier, por cierto, y este rubito presuntuoso es Luka.

Su sonrisa era tan contagiosa que pronto me vi devolviéndosela.

—Aiden, encantado. —Partí un trozo de manzana con el cuchillo y me lo llevé a los labios con el tenedor—. Markus es un idiota. Solo he hablado con él una vez y ya me ha quedado claro que es el típico chico engreído que se cree el dueño y amo de todo.

—Es un matao, ¿verdad, Luka?

Su amigo asintió.

—¿Qué me vas a contar? Si le tengo que aguantar en mi casa de acogida. —Se inclinó un poco sobre la mesa y me miró directamente a los ojos. Bajó la voz, como si lo que fuera a decirme fuera el mayor de los secretos—. Aquí entre nosotros, no es más que un niñato que necesita llamar la atención de todos. Cuanto menos caso le hagas, mejor.

Sería difícil, puesto que me había tocado la suerte de compartir equipo con él. No solo eso, en el comedor se nos distribuía por cabaña y, por norma, cada una ocupaba una gran mesa campestre. Debíamos ocuparnos de ponerla en cada comida y limpiarla después. Era parte de la educación que se les ofrecía a los chicos.

Los grupos estaban divididos por toda la gran estancia que parecía más una casita de las montañas que otro espacio del campamento. Era pintoresco y a mí me encantaba. Parecía sacado de un cuento de los hermanos Grimm.

—Eso haré. No voy a perder mi tiempo ni mis energías en un tío como él.

El desayuno se basó en mantener una charla agradable con esos dos. Me sentía tan bien, tan a gusto, como si fuéramos amigos de toda la vida, como si nos conociéramos de siempre. Era fácil hablar con ellos, reír sobre cualquier tontería. Hacía mucho que no lo hacía, que vivía por y para el pueblo. Aquellos dos meses eran lo que necesitaba para desconectar de todo el ajetreo en el que me veía inmerso durante los diez meses restantes del año.

No es una historia de amor (Bilogía Alas II)Where stories live. Discover now