Cuando estuvo segura de que nadie la atraparía, Aries relajó su paso y caminó hacia el despacho del director, encontrando a la profesora McGonagall saliendo de él junto a varios hombre corpulentos y serios. Al final se encontraba una persona que no creía ver hasta el fin de curso: su prima.

—¡Dora! —chilló con felicidad, corriendo a su encuentro. Nymphadora la recibió con un fuerte abrazo—. ¿Lo has visto? ¿hablaste con él?

—Lo hice, estuve presente desde que entró allí —ambas se separaron y Aries sonrió—. Tendrá un juicio justo. Aunque sea inocente ha escapado de prisión y eso es un delito.

Luego de unos minutos, Sirius salió del despacho junto a Dumbledore. Aries se acercó y dudó en darle un abrazo, pero se contuvo.

—Estoy orgulloso de ti —le dijo Sirius, revolviendo su cabello—. Nos has salvado dos veces hoy.

—¿Cómo?

—Petrificaste a Peter y realizaste un exitoso patronus contra los dementores.

—¿Pude hacer un patronus? —chilló Aries y todos los aurores, junto a la profesora McGonagall y Dora, la miraron.

—Efectivamente, señorita Black —habló por fin Dumbledore. Los hombre miraron a Aries sorprendidos y comenzaron a murmurar entre ellos—. Tu patronus, junto con el de Harry los han salvado de un trágico destino.

Cuando Aries, Harry, Ron y Hermione dejaron la enfermería al día siguiente a mediodía, encontraron el castillo casi desierto. El calor abrasador y el final de los exámenes invitaban a todo el mundo a aprovechar al máximo la última visita a Hogsmeade. Pero ninguno de los cuatro tuvo ganas de ir, y se dirigieron a los alrededores del colegio, sin parar de hablar de los extraordinarios acontecimientos de la noche anterior. Cuando se sentaron cerca del lago, viendo cómo sacaba los tentáculos del agua el calamar gigante.

Aries había recibido una carta de su tía, expresando su sorpresa y felicidad al saber que Sirius era inocente, y que tendría un juicio justo dentro de poco. Por el momento, él se quedaría en casa de los Tonks, hasta que el juez diera su veredicto final, en la habitación de Aries.

Una sombra los cubrió. Al levantar la vista vieron a Hagrid, medio dormido, que se secaba la cara sudorosa y las lágrimas con uno de sus enormes pañuelos.

—Siento lo de Bukbeak, Hagrid —dijo Aries, haciendo una mueca. El semi gigante asintió.

—Es una lástima —masculló con la voz rota—. Fue tan horrible... tan horrible... Incluso Fang se asustó tanto que corrió hacia el bosque por la noche. Esta mañana estaba preocupado, pensé que podía tropezarse por ahí con el profesor Lupin. Pero Lupin dice que anoche no comió nada.

—¿Cómo? —preguntó Aries.

—Caramba, ¿no lo han oído? —le preguntó Hagrid, borrando la sonrisa. Bajó la voz, aunque no había nadie cerca—. Snape se lo ha revelado esta mañana a todos los de Slytherin. Creía que a estas alturas ya lo sabría todo el mundo: el profesor Lupin es un hombre lobo. Y la noche pasada anduvo suelto por los terrenos del colegio. En estos momentos está haciendo las maletas, por supuesto.

—¿Que está haciendo las maletas? —preguntó Harry alarmado—. ¿Por
qué?

—Porque se marcha —dijo Hagrid, sorprendido de que Harry lo preguntara—. Lo primero que hizo esta mañana fue presentar la dimisión. Dice que no puede arriesgarse a que vuelva a suceder.

Aries y Harry se levantaron de un salto.

—Voy a verlo —dijo Aries.

—Yo también.

SOULMATES ━Harry J. PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora