I. ☆ La ausencia ☆

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—Vale. Cinco minutos.

Estar cerca de Julien Blair con Ray nos traía la necesidad de estar en risitas, en toqueteos inocentes de brazos y miradas fugaces. Ya habían pasado dos semanas desde que tuve que alejarme de Marco y en esos quince días al menos ya habíamos convencido a mi padre de que el incidente de mi rebeldía era tema pasado.

Sin embargo, en realidad, las cosas solo empeoraban para mí.

Cuando estuvimos con Ray lo bastante lejos para no ser vistos ni oídos por papá, soltamos la máscara de actuación. El brazo de Ray se alejó de mi hombro, mi espalda se encorvó y las sonrisas murieron hasta volverse nada.

☆☆☆

Llegamos al dichoso parque que era enorme y tal como Ray dijo, repleto de familias con niños pasando un buen domingo soleado. Pasé con él en medio de todas las personas para atravesar el lugar hasta dar con el conjunto de arbustos altos que delimitaba el fin del parque. Ray se quedó atrás unos pasos, yo me senté contra la pared de vegetación y a los pocos segundos llegó él con una paleta helada de fresa y una de limón; escogí la de limón y él se sentó a mi lado.

Durante el lapso en que me comí media paleta, hubo silencio total de parte de ambos hasta que él aclaró la garganta y se dispuso a sacar conversación.

—¿Karma?

Ladeé la cara hacia él.

—¿Humm?

—Quiero que seas sincera conmigo, por favor.

—Siempre he sido sincera contigo.

Asintió antes de preguntar:

—¿Cómo te sientes realmente? Me preocupas, ¿sabes? Sé que puede que te fastidie ni insistencia, pero mi preocupación es real. Háblame. Sé que no hablas con nadie más, háblame a mí.

Era cierto; no estaba siendo justa con Ray. Él era el único que estaba ahí para mí con toda honestidad y yo lo evitaba en las ocasiones en que estábamos solos, evadía sus preguntas, blanqueaba los ojos ante su preocupación, resoplaba si insistía. No era justo y yo lo sabía. No sé si fue su pregunta directa o el hecho de sentirme tan mal lo que hizo que en esa ocasión optara por no seguir evadiéndolo.

—Lo extraño —musité tan bajito que de Ray ser un humano no me habría oído—. Sueño con él cada noche y eso no me ayuda porque cada vez que despierto vuelve a arder como esa noche en que le dije adiós.

No fui capaz de mirar a Ray a los ojos al hablar, me era duro mostrarme débil y mucho más hablar de él. Alejarme de Marco se sentía como una pérdida mucho más grande de lo que mi lado consciente me decía que en realidad era.

Ray calló unos instantes antes de responder:

—Karma, te haré una pregunta y no quiero que pienses que es insensible o de reproche, porque no lo es, pero ¿qué pensabas que iba a suceder? Nuestro plan desde el comienzo incluía la parte en que debías romperle el corazón e irte, lo has sabido siempre y él podrá seguir adelante...

—No es sobre Marco viviendo sin mí... es sobre mí viviendo sin él.

—¿Es decir que estabas planeando romper con nuestro compromiso?

Tal como dijo, su tono no fue de reproche, fue de curiosidad por no entender. Y ni yo entendía. La fecha de tener que alejarme de Marco parecía siempre tan lejana que no había querido ni hacer bocetos en mi mente de cómo sería cuando el día llegara, supuse que tendría muchas semanas para ir haciéndome una anestesia de lo que sería y que finalmente no sería doloroso. Y entonces tuve que irme de repente y se sintió como si me arrancaran un brazo de sopetón.

Karma de Estrellas  •TERMINADA•Where stories live. Discover now