9. Idílico

1.1K 156 29
                                    

Se me cayó el mundo encima cuando, caminando de vuelta a la Facultad de Arte, vi a Adriel dirigiéndose hacia mí por la vereda de enfrente

Oops! Bu görüntü içerik kurallarımıza uymuyor. Yayımlamaya devam etmek için görüntüyü kaldırmayı ya da başka bir görüntü yüklemeyi deneyin.

Se me cayó el mundo encima cuando, caminando de vuelta a la Facultad de Arte, vi a Adriel dirigiéndose hacia mí por la vereda de enfrente. No podía tener tan mala suerte. En ese momento supe que era una señal: primero Nicolas y ahora esto. Empecé a buscar desesperadamente algún lugar para esconderme, o por lo menos para pasar desapercibida; divisé un carro estacionado y se me ocurrió ponerme detrás hasta que él pasara de largo.

Me lancé a mi improvisado escondite intentando ser discreta; me puse en cuclillas y, sacando apenas un poco la cabeza, miré a través de las ventanas, como una presa que observa cautelosa a su depredador. Tenía el pulso a mil por hora. En mi mente revoloteaba la idea de irme a casa. No podía pasar por ese infierno todos los días: escondiéndome de Adriel, mis padres o Nicolas; iba a ser una tensión y tortura constante. «No puede ser», dije para mí misma mientras me daba cuenta de que el hombre del que me había escondido no era Adriel. Qué paranoia la mía ¿Cómo pensaba sobrevivir seis meses así?

Continúe mi camino aún sintiendo la adrenalina y mirando sobre mi hombro para asegurarme de que ningún conocido andaba cerca. Cuando por fin llegué a la facultad, me sorprendí al ver que había una fila en la puerta principal; supuse que era para las inscripciones y que muchos habían aplazado la decisión hasta el último día como yo. Me frené en seco, mi corazón se aceleró como si me encontrara al borde de un precipicio a punto de saltar. Tenía la leve sospecha de que lo que me esperaba allí abajo era un paraíso, pero ¿y si en realidad era solo un abismo con rocas afiladas que iban a atravesarme hasta matarme?

Aún con esa idea en mente, caminé hasta donde terminaba la fila y le pregunté al último chico si estaba ahí por las inscripciones. Me respondió que sí, sin más, y se dio media vuelta. La situación se estaba tornando más complicada de lo que me esperaba. Las ganas de huir de mis sueños estaban ganando la batalla, la abrumadora idea de que mi futuro estaba en mis manos empezaba a pesar cada vez más.

—Disculpa, ¿es la fila para las inscripciones del preuniversitario? —Una voz femenina preguntó a mis espaldas, interrumpiendo mi discurso mental.

Me giré, aún perdida en mis pensamientos, y me encontré con una chica rubia que me miraba expectante por una respuesta.

—Mmmm... sí, sí es para las inscripciones —le respondí ensimismada.

—Gracias —soltó, y de inmediato sacó su teléfono.

Mientras la chica mantenía fija su vista en la pantalla, no pude evitar que su apariencia llamase mi atención. Su aspecto era bastante peculiar: traía las manos y los brazos repletos de tatuajes en forma de mándalas delineados en negro, y piercings por todos lados; pequeñas bolitas negras brillaban encima de sus labios y unos cinco aros color plata se tambaleaban en el cartílago de su oreja derecha, sin mencionar el septum que colgaba del tabique de su nariz. Su vestimenta era aun más extravagante: llevaba un top de encaje negro que dejaba ver toda su piel tatuada y una falda a cuadros roja, de la que colgaban un sinfín de cadenas y dijes; en los pies portaba unas botas militares negras, a juego con unas medias de red rotas por todos lados. De inmediato pensé que, si se convertía en mi amiga y la llevaba a casa, mis padres se escandalizarían solo con verla.

Somos luz de estrellasHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin