2. Efecto dominó

2.7K 294 103
                                    

Nicolas se quedó observándome por unos segundos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Nicolas se quedó observándome por unos segundos. Estaba ansiosa por su respuesta; aún no lo conocía tan bien, así que todas las posibilidades estaban abiertas. Se cruzó de brazos, ahora mirando al frente.

—¿Que qué hago aquí? —Lanzó una risa absurda ante mi pregunta—. Eso no te incumbe —me respondió cortante. Sus palabras me lastimaron un poco; esperaba algo más de amabilidad, aún más después de nuestro historial de miradas furtivas en la escuela—. La verdadera pregunta es: ¿qué haces tú por aquí?

Qué descarado, ¿cómo se atrevía a devolverme la pregunta sin antes responder?.

—¿Qué te hace pensar que voy a contártelo? —lo increpé.

—Eres tú quien inició la conversación, ¿no? —se excusó, encogiéndose de hombros con una sonrisa burlona.

—Debí suponer que no tendrías ganas de hablar conmigo cuando fingiste no haberme visto —me desahogué con impulsividad—. Está bien, capté el mensaje. Será mejor que me vaya.

No pensaba quedarme donde no me querían. Me reproché el haberme acercado a él, me sentí tan tonta. Estaba lista para irme, sin embargo, cuando me puse de pie para cumplir mi cometido, un jalón me detuvo en seco. Me giré, sorprendida. Nicolas me había tomado la mano, truncando mi vergonzoso escape.

—Cálmate un poco —sugirió, aún con un tono serio—, estás siendo algo dramática. Quizás sí cruzamos miradas, pero no te reconocí de inmediato, perdón. No tengo buena memoria para los rostros, no te lo tomes de forma personal —explicó, intentando quitarle importancia al asunto. Aún no me había soltado la mano; era la primera vez que teníamos ese tipo de contacto.

—¿Por qué no querías saludarme? Estoy segura de que sí me reconociste —respondí por fin, después de haberme quedado colgada por un momento. Noté que, por un mili segundo, su rostro mostró preocupación ante mi pregunta; eso lo delató, había algo más tras su acción.

A fin de cuentas, creo que aquel día hice toda esa faramalla porque quería convencerme de que él había fingido no reconocerme por algún motivo ajeno y no porque de verdad quisiera evitarme. Estaba dolida por el rechazo de Matías y, durante los últimos días de esa semana, la presencia y las miradas de Nicolas en la escuela me habían traído cierta distracción de la realidad. Ese día, mi corazón captó una luz de esperanza al verlo ahí sentado; pensé que quizás podríamos por fin tener una conversación. Yo, ilusa, imaginé que podría desahogarme con él sobre mi día de mierda, y fantaseé con que me escucharía y me daría un respiro agradable; pero no, eso no pasó.

—A ver, Artemis. —Pensó por un momento, antes de seguir hablando—. Solo tranquilízate y ven a sentarte conmigo, empecemos de cero y haz de cuenta que acabas de verme y aún no ha pasado nada.

Así de fácil quería cambiar el tema y zafarse. Debo admitir que una parte de mí quería irse, sin embargo, una chispa de felicidad me recorrió por dentro cuando me pidió que me sentase con él.

Somos luz de estrellasWhere stories live. Discover now