39. Un debate muy cliché

551 63 87
                                    

—¿Segura que no quieres que te llevemos a casa?, aún es temprano, nos da tiempo para ir hasta Valle Hermoso —ofreció Román antes de salir de la casa de Adrián junto con Luna y Celeste.

—Segura, mi hermana viene por mí en unos minutos —mentí, sintiendo ansiedad e impaciencia por quedarme a solas con Adrián.

Después del momento que habíamos tenido en el pasillo, Adri decidió que la situación no podía seguir así, que teníamos que hablar a solas; inventó una excusa para que todos se fueran pronto, por suerte, nadie sospechó de nuestro secreto.

Sentía muchos nervios por contarle  la verdad, una parte de mí pensaba que al enterarse de todo, se decepcionaría de mí y se alejaría, pero estaba reuniendo valor para afrontar la realidad, ya no podía con el peso de la mentira, ni con todo lo que empezaba a sentir gracias a ese beso, tan solo me aferraba a la esperanza de que me comprendiera o de que al menos lo intentase.

Entonces Román cerró la puerta, por fin estábamos solos, las emociones se multiplicaron por mil, volteé y lo miré con cautela.

—¿Vamos a mi cuarto? —inquirió.
Pude  notar en su voz que también  estaba nervioso.

—Sí —dije sintiendo la garganta seca.

Subimos en silencio mientras mi cabeza no me dejaba en paz, se empeñaba en dar vueltas y vueltas a todo lo que se suponía que iba a decirle.

—Bien, dime ¿qué tenías que contarme? —soltó, sentándose al borde de la cama apenas entramos.

Mi corazón empezó a acelerarse en cuanto supe que era el momento de hablar.

—Primero que nada, quiero que entiendas que no hice nada al propósito, no sé qué pasó, solo necesito soltar esto ahora, porque me importas y no quiero arruinar más las cosas.

—Esta... bien —dijo con cautela mientras me miraba expectante.

—Estoy con alguien, con alguien más, o sea, no estoy, estoy como tal, porque la verdad es algo confuso, pero bueno, hay alguien más en mi vida en este... momento. —Lo lancé así, dando tropezones a cada palabra que decía.

Me sentía tonta por lo mal que me había expresado, juro que mi cabeza estaba todo más claro y ordenado.

Adrián frunció el ceño, se notaba atónito, luego me miró con extrañeza, parecía estar asimilando la información.

—No... no entiendo ¿Tienes novio? —No sabía que responder.

—Es complicado, muy complicado.

Tomó aire antes de contestar.

—Explícamelo —pidió.

Para mi alivio, ya no estaba tan exaltado, parecía haber pasado el shock inicial.

—Digamos que, en su momento sí me pidió que estemos juntos y todo eso, pero a partir de ahí, las cosas fueron confusas, hubo tiempo en el que estuvimos bien, luego nos peleábamos dejábamos de hablar, y ayer...

—Ayer viniste luego de una pelea con él —continuó Adrián con pesar en la voz.

Me limité a asentir mientras me invadían las ganas de llorar.

—Lo siento, yo estaba... confundida —solté con la voz quebradiza.

—Está bien. —Usó una voz cálida y me tranquilizó con la mirada—, pero necesito que me digas si ahora estás con él o no. Artemis, por más complicada que sea, yo no me quiero meter en una relación, no quiero lastimar a nadie. Merde, sabía que algo no andaba bien, lo presentía —se reprochó mordisqueando la uña del dedo pulgar con inquietud.

Somos luz de estrellasWhere stories live. Discover now