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Su madre siempre aparecía en el peor momento

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Su madre siempre aparecía en el peor momento. Ella estaba en la puerta el lunes a primera hora, con una expresión de permanente desprecio y cuando Mikoto le abrió la puerta, ella le recibió con una bofetada que resonó por todo el pasillo.

—¿Estás saliendo con ese hombre? —preguntó y se notaba furiosa. Mikoto se quedó sin habla, llevándose la mano al rostro trató de reaccionar, pero la repentina intromisión de la mujer lo había dejado paralizado.

—¡Mamá! —Natsuki estaba a medio pasillo, caminaba apresurada para alcanzar a su progenitora. Nunca la había visto tan agitada, su hermana no era el tipo de chica que levantaba la voz, pero en ese momento estaba prácticamente gritando.

—¡Cállate! ¡Estoy harta de ti también! ¡Estoy harta de los dos! —ella estaba tan molesta que le temblaban las manos. Natsuki se congeló en su lugar, aunque estaba acostumbrada a tratar con su madre, la situación estaba fuera de control—. ¡Me enteré de todo! ¿Creíste que podrías ocultármelo toda la vida? ¡Se que sigues viendo a ese don nadie y que no haz intentado ni una sola vez arreglar las cosas con Harry!

Mikoto la miró sorprendido. No tenía idea de qué estaba pasando, pero las cosas comenzaban a acomodarse en su cabeza.

—Hablé con Harry esta mañana y está dispuesto a darte una oportunidad —su tono se calmó de repente, pero todavía sonaba alterada—. Mas te vale que te arregles rápido, porque quedamos a las once y tenemos que ir a comprarte ropa, no puedes ir a verlo con eso que traes puesto —su tono era despectivo y parecía que tenía ganas de golpearlo una segunda vez.

Él parpadeó, pero no se movió de su lugar. Esto pareció exasperar a su madre, quien le dio un jalón del brazo.

—¡Mikoto despierta! —la mujer estaba perdiendo la paciencia y el hecho de que permaneciera impávido la molestaba muchísimo.

—Mamá, para con esto —se hermana frunció el ceño, saliendo de su estupor. Pero la mujer estaba tan alterada que por primera vez en mucho tiempo le dio igual lo que Natsuki pensara o dijera.

—¡Tu cállate! ¡No puedo creer que hayas regresado los regalos de Takahiro! ¡El viene de una familia increíble y ha hecho mucho por ti! ¡Pero a ti no te importa él ni te importo yo! —su madre parecía querer darle una bofetada a ella también, pero todavía tenía la suficiente conciencia para no hacerlo. Natsuki endureció su expresión.

—Ese no es asunto tuyo —dijo y su madre soltó un bufido ante la respuesta de la chica.

Mikoto pestañeó y luego miró a su madre y a su hermana.

—No voy a ir a ningún lado —sollozó, frunciendo el ceño. Si antes no tenía ganas de ver a Harry, ahora prefería evitarlo el resto de su vida.

—No te atrevas a llevarme la contraria —ella lo señaló con el dedo, se había olvidado de las formas y actuaba de una manera en que incluso ella se calificaría de maleducada.

El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now