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 Mikoto pasó el siguiente año hundido en el infierno

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 Mikoto pasó el siguiente año hundido en el infierno. No de manera literal, pero sí que sentía como si lo hubiesen condenado al sufrimiento eterno. La peor parte de romper no fue el hecho de estar separados, sino tener que ver a Harry siendo feliz como nunca lo había sido. A menudo se preguntaba que estaba mal con él ¿Había algún problema con su personalidad? ¿Quizás tuviera que ver con su cuerpo? No estaba seguro, pero la sola idea de haber arruinado su propia felicidad lo volvía loco.

Durante los primeros meses no hacía otra cosa más que llorar. Pasaba su tiempo libre revisando las fotos viejas que se tomaron juntos o miraba las redes sociales de su ex tratando de encontrar algún indicio de que todavía lo quería, de que lo extrañaba, pero no conseguía captar ninguna señal. Su departamento, sumido en la oscuridad, se convertía en la guarida perfecta para ocultar su tristeza, él incluso fue despedido de su trabajo, había comenzado a faltar de manera continua porque estaba demasiado deprimido como para levantarse de la cama. Su vida iba cuesta abajo, mientras Harry, después de solo tres meses, dio el paso al que huyó en los cinco años que estuvo con Mikoto; rentaba un departamento junto a Chris.

Parecía que su mundo estaba destruido, desdibujado, Mikoto no conseguía más que felicidad momentánea y luego se castigaba por ello. Durante el cuarto mes incluso había dejado de comer bien.

—¿Qué estás haciendo? ¡Estás tan delgado! —su mejor amiga, la única chica asiática cuando estaban en la secundaria, había tenido que mover su oficina de manera momentánea desde el otro lado del país después de darse cuenta de su situación.

Los padres de Mikoto no solían visitarlo, aunque a veces enviaban mensajes que él respondía con mentiras, pero mentirle a Nara era imposible porque a ella gustaba de tener largas y continuas charlas preguntándole sobre su vida, mientras que él se dedicaba a llorar por teléfono hasta que se quedaba dormido.

Al día siguiente Nara le preguntaba si había muerto o todavía estaba en este mundo.

Era obvio que aquello se trataba de una broma, pero después de un rato, pareció convertirse en una posibilidad en la mente de la chica, quien pasó una cantidad de tiempo inimaginable cuidando de él.

La compañía hizo que se sintiera mejor y quizás la distancia había hecho lo suyo, porque de repente se vio retomando el curso habitual de su vida y lo que parecieron eternos días en los que Nara tenía que levantarlo a la fuerza, se volvieron poco a poco noches en pijama, viendo películas, mientras Mikoto revisaba de vez en cuando las redes de Harry, solo para saber cómo estaba.

La angustia era soportable con su amiga cerca, o al menos conseguía distraerse de su tristeza.

Ellos realmente no habían tenido un mal cierre, quedaron como amigos, o eso se suponía, sin embargo, cuando Mikoto se arrastró fuera de casa y consiguió un trabajo nuevo (que además era urgente después de haber tomado una gran cantidad de dinero prestado de Nara también tuvo la tentación de buscarlo; le preguntaba dónde estaba, si podían salir juntos a pasear o platicar un rato por teléfono.

El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now