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Mars no fue a verlo en toda la semana, justo cuando Mikoto tenía un montón de tiempo libre, así que decidió usar ese tiempo para llamar por teléfono al número que su hermana le había dado

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Mars no fue a verlo en toda la semana, justo cuando Mikoto tenía un montón de tiempo libre, así que decidió usar ese tiempo para llamar por teléfono al número que su hermana le había dado. Después de todo, ya casi se acababan sus ahorros y aún tenía una pequeña deuda con Nara que había suspendido para ir a visitarla, si no conseguía un trabajo pronto terminaría metiéndose en un aprieto económico peor que el de la última vez.

Realizó la llamada y al otro lado le respondió una voz joven, que se notaba bastante atareada. Mikoto solo tuvo que dar su nombre para que se le agendara una cita el miércoles en la tarde. El proceso fue tan fácil que le dio desconfianza, pero trató de ser positivo y recordó que no estaba ante una entrevista de trabajo real, ya que probablemente su hermana ya tenía todo apalabrado con las personas del lugar.

Para ese día trató de vestirse decente y actuar como una persona confiable. Aunque se sintió mal cuando Harry dijo que le daría trabajo, lo emocionó mucho que Natsuki se preocupara así por él. De modo que trató de verse diferente a su yo habitual, como si no fuera un desastre con piernas.

Fue una tarea difícil.

Antes de salir se vio en el espejo. La verdad no pudo hacer mucho con el armario tan limitado que tenía, pero, estaba más o menos bien. Al menos no parecía que hubiese salido de un basurero en llamas.

Cuando llegó a la oficina se sentía muy nervioso. El edificio era bastante bonito, pero todavía olía a pintura nueva y los pisos se veían un poco manchados en las esquinas. En la recepción se encontró con una chica muy simpática que lo guió hasta la única oficina funcional. El lugar estaba dividido en dos, una habitación privada para el jefe y la zona de cubículos.

La chica lo llevó a la oficina principal.

—Jefe Takatori, llegó el joven de la entrevista —La mujer habló con tono cantarín. Dentro, un hombre de unos treinta años, se asomó de entre una pila de papeles asombrosa. A pesar de que Mikoto pudo deducir su edad rápidamente, estaba seguro de que se veía un poco más joven de lo que los occidentales relacionaban con aquel número.

—Oh, Tsukimori-san ¿Es usted el hermano de Natsuki-chan? —el hombre tenía una sonrisa enorme en los labios y salió de detrás del escritorio para acercarse a él y mirarlo con mucha atención—. ¡Ahhhhh! ¡Qué lindo! ¡Son igualitos! —Takatori estaba hablando en japonés y con honoríficos. Aquello le pareció muy raro, incluso su madre y su hermana hablaban en inglés cuándo se dirigían a él.

Quizás se debía a que ya llevaba tanto tiempo viviendo fuera de Japón que ni siquiera lo consideraban asiático.

—Mmmm, sí, soy yo —su japonés sonó lleno de inseguridad y nerviosismo. Aunque no lo quisiera, la falta de práctica afectó sus habilidades lingüísticas.

El hombre se quedó en blanco durante un segundo y luego volvió a sonreír.

—Aaaah, perdón, perdón, me han dicho que lleva muchísimo tiempo viviendo aquí ¿Prefiere hablar en inglés o en japonés? —le preguntó. Su manera de expresarse tenía un estilo muy desenfadado y alegre. A Mikoto le cayó bien de inmediato.

El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now