10

894 160 27
                                    


A la mañana siguiente Mikoto se despertó justo a tiempo para correr a su trabajo y llegar quince minutos tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A la mañana siguiente Mikoto se despertó justo a tiempo para correr a su trabajo y llegar quince minutos tarde. Lo cual tuvo como consecuencia escuchar los regaños de su jefa, mientras se sentía como la peor persona del mundo por arrastrar a Mars a sus problemas hasta el punto de que el pobre hombre se había ido a casa de madrugada, aún cuando él tenía un horario mucho más exigente que el suyo.

Mikoto aceptó la reprimenda y cuando por fin se hizo un espacio para mirar su teléfono, las cosas se pusieron peores al notar que tenía un par de mensajes del hombre preguntando como estaba. Mars nunca escribía primero, pero debió haber sido un espectáculo lamentable el que había dado el día anterior, por lo que lo primero que hizo fue disculparse al respecto tanto como pudo.

Lo segundo fue alejarse de su celular el resto de la tarde, así que le dijo a Mars que se tomaría un descanso de su teléfono hasta la noche porque tenía mucho trabajo. Aquello, pese a todo, no fue tan difícil como pensaba, en especial porque se encontraba en un estado de sopor tan denso que las horas le parecieron minutos y los minutos horas. Su conciencia del tiempo se volvió tan extraña que al salir del trabajo le dio la sensación de que habían pasado mil años antes de que se terminara su turno.

Al llegar a su casa no llamó a Nara, en su lugar, se tiró en su sillón y se quedó dormido hasta el día siguiente. Por lo regular el podía dormirse en cualquier sitio, pero nunca antes un mueble le había parecido tan cómodo como esa noche en que el forro acolchado pareció comérselo entero hasta que el sol se filtró por la ventana.

La ventaja de haber bajado de peso hasta los límites más insospechados era que toda su ropa le quedaba como pijama, así que daba igual que trajera puesto, su cuerpo nunca se sentía incómodo por culpa de prendas ajustadas.

Cuando despertó, todavía estaba con la cabeza embotada. No sabía qué día era, donde estaba o porqué se sentía como si estuviera teniendo una experiencia extra corporal, pero cuando sus pensamientos se aclararon, se dio cuenta de todo.

Absolutamente todo.

Mikoto suspiró, buscando su celular, lo primero que vio fue un par de mensajes de Nara, preguntándole como estaba. Él esperó un poco antes de contestarlos y luego entró a Facebook, donde Chris público una foto de Harry en la cocina de su casa, preparando café. Pronto los dos irían juntos al trabajo y por el encabezado, supo que tenían una cena planeada para esa noche. Cumplirían catorce meses de novios, lo cual quería decir que estaban juntos desde hace más de un año.

Mikoto sintió que todo se volvía gris yse dio cuenta, de la manera más dolorosa que Mars tenía razón.

Tenía que alejarse de Harry.




—Oh, hola —Mikoto abrió ojos sorprendido, pues diez minutos antes, cuando Mars le preguntó si estaba despierto, no se imaginaba que el hombre se fuera a aparecer en su departamento sin avisar. Su presencia fue tan extraña como si tuviera un elefante en medio de la habitación, pero le había ayudado a espabilarse y notar que, no importaba cuantas veces fuera abandonado, todavía tenía que trabajar para pagarle a Nara el dinero que le debía.

El instante más hermoso de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora