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TW: Ataque de pánico

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TW: Ataque de pánico.

Mars fue a la casa de Natty para preguntarle algunas cosas sobre los chicos. Él se había asegurado de aparecer por ahí a una hora en la que Antonio no estuviese, pero de todas maneras se lo encontró.

El hombre estaba muy borracho y le gritó un montón de cosas en español que Mars no entendió (Y que probablemente sus sobrinos habrían podido traducir, porque solo conocían groserías), hasta que finalmente el hombre dejó caer información que sumió a Mars en un extraño estado de consternación.

—¡Natty no está aquí! ¡Esa puta tomó mi dinero y se marchó! ¡Me dejó tirado con la renta, la luz el agua! ¡Necesito mi dinero de vuelta! —el hombre empezó a exigirle a Mars que lo compensara monetariamente, pero este lo mandó al demonio y se fue de ahí, mientras se preguntaba donde diablos estaba su hermana.

Mars trató de llamarla numerosas veces desde el número que le había dado para emergencias, pero ella no le contestó, al menos no de inmediato, porque después de dos horas en las que Mars se estaba tirando del pelo de la preocupación ella le envió un escueto mensaje que decía: Estoy bien, te llamaré después.

Y listo, se olvidó del tema.

Mars tenía ganas de matar a Natty, pero se aguantó y decidió tener paciencia, después de todo ella había dicho que estaba bien ¿Cierto?

Él se fue a su trabajo y se equivocó un montón de veces en los archivos, así que tuvo que volver a hacerlos, estuvo así hasta la hora del almuerzo, cuando recibió una de las llamadas más infames de su historial familiar.

—Hola, estoy en mi hora del almuerzo y no tengo mucho tiempo ¿Pasó algo? —preguntó Natty preocupada. Mars frunció el ceño.

—Eso mismo te pregunto, fui a buscarte a tu casa y no estabas —espetó, tratando de no sonar demasiado molesto.

—Oh... —ella hizo una larga pausa—. Bueno, ya no estaré más ahí —respondió con simpleza—. Mira, si no es nada importante te llamo luego, salúdame a los chicos —Y le colgó.

Mars suspiró, tratando de calmarse, justo cuando pensaban que su hermana no podía hacer nada que lo sorprendiera, la realidad le daba un golpe en la cara. Mars se quedó mirando al vacío mientras trataba de procesar lo que estaba pasando. Al final, tal vez si sería mejor que se comprara una cama y se preparase para una temporada larga criando niños.





Mikoto estaba esperando afuera de la casa de Mars. Desde que el hombre estaba tan ocupado con los chicos se había esforzado por corresponder todo lo que había hecho por él hasta el momento. Mars lo había cuidado muchísimo y por supuesto, él quería ser reciproco ese cuidado, por lo que había estado yendo a verle de vez en cuando para cocinarle la cena y pasar el rato. Mars siempre insistía en ir a buscarlo con el auto, pero a Mikoto le gustaba viajar y esperarlo en la puerta de la casa.

El instante más hermoso de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora