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Mars fue a verlo esa tarde

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Mars fue a verlo esa tarde. Cuando llegó a casa Mikoto estaba comiendo postres con Nara, mientras trataba de recuperarse de la impresión que le había causado el encontrarse con Harry y Chris en la pista de patinaje. Se sentía muy desdichado, pero trató de no hundirse por completo porque no quería que la visita de Nara se volviera desastrosa como la última vez.

—¿Estás bien? —Mars ni siquiera lo saludó cuando le abrió la puerta, en su lugar lo miró fijamente, esperando una respuesta a su pregunta.

—Sí, lo estoy —aseguró, mirándolo con los ojos abiertos por la sorpresa, preguntándose de donde había sacado aquella repentina preocupación. Mars pareció darse cuenta de ello y se explicó de inmediato.

—Vi el muro de Chris esta mañana, habló sobre la pista de patinaje y ya me habías dicho que iban a ir —él dejó el resto al aire, pero era obvio que se preocupaba porque se hubieran encontrado de casualidad. Mikoto bajó la vista, sintiendo que le escocían los ojos.

—Sí, me lo encontré, pero estoy bien —aseguró, sintiendo que la voz le temblaba.

—¿Estás seguro? —insistió, sin apartar la mirada, examinando cada gesto del chico.

Mikoto se quedó en silencio un momento, era malísimo mintiendo.

—No, pero lo estaré, creo —aquella aseveración sonó mucho más natural e hizo que Mars se sintiera un poco más tranquilo.

—Traje muffins —dijo levantando una bolsa con una caja dentro, cuyos colores pastel se trasparentaban ligeramente. Mikoto agradeció el cambio de tenía y sonrió un poco.

—Pasa, yo también tengo dulces para ti —dijo, dejándole el paso para que fuera primero.

Cuando llegaron a la cocina Mikoto se puso muy nervioso, pues pudo notar la manera en que Mars y Nara se miraron, examinándose mutuamente, como si estuvieran tratando de discernir algo sobre el otro. La primera en sonreír y saludar fue Nara.

—¡Hola! Tú debes ser Mars —ella se levantó y le extendió la mano, él correspondió el gesto con una sonrisa amable.

Mars consideró durante un instante coquetear con ella. Era muy bonita, ya la había visto un par de veces mientras salía con Chris y siempre le gustó lo sereno que era su rostro. Ella tenía el tipo de belleza máxima de su país, con la piel blanca inmaculada, delgada, cabello negro, liso y abundante, doble párpado y nariz pequeña. También usaba el tipo de ropa amplia que hacía ver bien a las chicas pequeñas.

—Mucho gusto, Nara, supongo — dijo, para después tomar un lugar en la mesa. Su mirada se movió a Mikoto, que los observaba expectantes, probablemente esperando que se llevaran bien, era esa clase de persona.

Entonces decidió que coquetear sería inadecuado, había muchos peces en el mar y prefería no perturbar el ambiente en su pecera.

Con una sonrisa notó que Mikoto se sentaba al lado de la chica y juntos conformaban una imagen adorable. Por supuesto, Mikoto parecía una calcomanía descolorida al lado de Nara, pero le aportó una sensación familiar a aquel cuadro.

El instante más hermoso de la vidaWhere stories live. Discover now