CAPÍTULO 73

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Cristian se quedó a mi lado todo el rato sujetando mis manos entre las suyas. Él y nadie más que él sabía de verdad cómo tratarme en aquellas situaciones.

Cuando todo se me venía encima, necesitaba espacio y al mismo tiempo le necesitaba a él cerca.

– Si no estás segura puede esperar – habló cuando vio que me calmé lo suficiente.

Intenté deshacer el nudo que se había formado en mi garganta para poder contestar.

– Necesito que sea ya. Y necesito que seas tú el que escuche. Solo tú.

Sentía que nadie debía escuchar una gota de la información que iba a soltar a continuación, pero Cristian era diferente. Cristian era la llave bajo la cual podría guardar cualquier tipo de secreto. Y ya me lo había demostrado antes.

El chico asintió repetidas veces y no dijo nada más. Tan solo me observaba y me transmitía el calor más reconfortante que podía existir en la Tierra.

– No sé ni por donde empezar – dije tras dejar una mano libre y con ella limpiar el resto de lágrimas que habían quedado perdidas por mi rostro – El sábado en la fiesta, me quedé un momento sola. Buscaba un baño y acabé el despacho de la madre de Verónica. No iba con malas intenciones, pero soy demasiado curiosa y no pude evitarlo. Vi un portátil encendido y miré lo que había en él.

– Yo hubiera hecho lo mismo – contestó para consolarme y me hizo soltar una breve y débil carcajada.

– No lo hubiera hecho si mi padre no me hubiera hablado sobre un caso de extorsión por la que la madre de Verónica y el padre de Álvaro estaban siendo investigados – esperé a ver su reacción, pero no movió ni un músculo de la cara. Eso me hizo pensar, ¿acaso ya lo sabía? Pero era imposible.

– ¿Extorsión? – preguntó pero me dio la sensación de que solo estaba intentando disimular.

– Mi padre me lo contó por alto – respondí dejándolo pasar – Me prometió que no lo iba a decir pero más tarde, lo pude confirmar por mi misma. En portátil encontré muchos informes sobre demandas, transferencias bancarias, cartas de abogados, expedientes... hasta copias de informes de la policía. Los he leído uno a uno y he podido comprender lo que está pasando – hice una breve pausa para coger aire y poder contarlo todo de una – Hace unos cuantos años, los directivos del banco recibieron un mensaje anónimo exigiendo una cantidad enorme de dinero junto a la obligación de que hicieran algo. Si no lo hacían, lo contaría todo a la prensa. No encontré de qué se trataba, pero debía de ser muy gordo porque no perdieron el tiempo. Como no querían que su secreto saliera a la luz, buscaron la forma de obtener el dinero porque por aquel entonces no disponían de él y lo hicieron a través de sobornos y en algún caso, por la fuerza bruta. Robaron muchísimo dinero a los clientes y cuando se dieron cuenta, recibieron un montón de denuncias. No sé si estaré en lo cierto, pero tu madre debió de ser una de las víctimas de ese robo.

Esta vez, su expresión cambió. Frunció el ceño y apretó la mandíbula. Deshizo el agarre de mis manos y se irguió.

– ¿Mi madre? – preguntó muy desconcertado – ¿De dónde has sacado eso?

– Encontré un expediente suyo en casa de Álvaro. No llegué a leerlo, lo prometo. Solo vi su foto y luego vi una foto suya en tu casa y me di cuenta de que eran la misma persona. Pero no sé qué tiene que ver ella con todo esto – expliqué suavemente echando de menos sus manos sobre las mías – Lo he pensado y lo que le puede haber pasado es que le han robado.

Por sus gestos, Cristian parecía que no tenía ni idea de lo que estaba contando. O era eso o es que sabía de lo que hablaba y estaba molesto porque lo hubiera descubierto.

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now