CAPÍTULO 38

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Tras el numerito de Cristian, ambos chicos se subieron a la moto y con un rugido ensordecedor desaparecieron de nuestra vista. Nora decidió acompañarme a la academia. Me alegraba mucho de volver a estar bien con ella, aunque algo me decía que con Malena iba a ser más difícil.

– ¿Cómo lo llevas? – me preguntó tras unos minutos andando en silencio. Fruncí el ceño.

– ¿El qué?

– Ser amiga de Verónica.

– Ah... – miré al suelo y me quedé callada unos segundos pensando en cuál era la mejor respuesta – Debo admitir que en el fondo es algo raro. Tras todo lo que pasó... Bueno, que te voy a contar – ella sonrió débilmente.

Tampoco quería darle muchos detalles. Si le decía que Veronica era super maja saltaría con que todo es un papel, parece buena persona pero luego te la clava por la espalda... Cosas así, y no me apetecía escucharlas.

– No te voy a dar la chapa – soltó una leve carcajada – Es tu vida. Lo que hagas con ella es decisión tuya, y ni yo ni Male nos tenemos que meter.

– Me alegra que pienses así – ambas nos sonreímos y seguimos caminando hablando un poco de todo.

– ¡Dios mío! – gritó de repente y me asustó – ¡No dé cómo no te lo he preguntado antes!

Fruncí el ceño.

– ¿El qué?

– ¡¿Qué va a ser Val?! ¡Tú y Álvaro! – gritó aún más fuerte.

– Shh. Baja la voz – no pude evitar sonreír al acordarme de él.

– Es que madre mía. Yo os vi y caí de culo. No me lo esperaba.

– Si te digo la verdad, yo tampoco.

– ¿Y cómo fue? ¿Te confesó que le gustabas? ¿Se lo dijiste tú? ¿Os enrollasteis y luego surgió? – me miraba con los ojos muy abiertos. Parecía una loca. Reí y noté como las mejillas se me estaban empezando a poner rojas.

– Fue de película – empecé diciendo – Di un paseo con él y me llevó a donde trabaja su padre que es un edificio enorme. Subimos a la última planta y con la mejor vista de Madrid que se puede tener me confesó que, bueno... – me mordí el labio inferior – Digamos que no dejaba de pensar en mí.

Se tapó la boca con ambas manos y reprimió un gritito de emoción.

– Es que no me lo puedo creer – se puso una mano en la frente – ¡Cuanto me alegro por ti! – exclamó y me dio un fuerte abrazo – Siento mucho no haber estado ahí para contarlo.

– No te preocupes. Lo que importa es ahora – le dije sonriendo.

***

Al día siguiente me encontré con Álvaro a primera hora en la entrada del instituto y no me separé de él ni un centímetro hasta que sonó el timbre de comienzo de clases. A segunda hora tenía lengua y nada más entrar en clase el profesor dijo la frase que todo alumno odia oír.

– Examen sorpresa.

Como un relámpago miré a Álex.

– ¡¿Te has mirado los apuntes?! – pregunté por lo bajo mientras separábamos las mesas y como respuesta él negó con la misma cara de desencajado que yo.

Ninguno íbamos muy sobrados en la asignatura.

Quise ser positiva pero fue imposible. La prueba me salió de culo y contaba un 15% de la nota. Sin embargo, lo olvidé porque solo podía pensar única y exclusivamente en Álvaro, y cuando lo hacía, se me dibujaba una sonrisa tonta en la cara que no podía reprimir.

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now