CAPÍTULO 34

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Esta vez fui yo la que se quedó de piedra. ¿Alba estaba embarazada de Dani? ¿Desde cuando? A Alba no se le notaba nada la barriga, o era que yo no me había fijado lo suficiente. Lo estaba alucinando.

– Di algo, ¿no? Me estás dando miedo – dijo soltando una risita nerviosa.

– ¿Qué quieres que diga, Dani? – abrí los ojos completamente – Estoy flipando. ¿Por qué no lo habéis dicho antes? ¡Eso es genial! – se me iban a saltar las lágrimas de la alegría.

Nunca me habían dado una sorpresa que me hubiera emocionado tanto. Había crecido con ambos a mi lado y ahora iban a tener un bebé en común. No podía dejar de sonreír.

– Sí, sí que es genial – asintió sonriente. El brillo de sus ojos le delataba: tenía unas ganas tremendas de formar una familia con Alba. Me atrevería a decir incluso que llevaba años deseándolo – Si te digo la verdad, no es la primera vez que estoy con Alba – elevé las cejas sorprendida – Hemos tenido algún que otro desliz durante todos estos años, pero sin llegar a nada serio. Digamos que siempre evitábamos el tema. Entonces, hace mes y medio nos encontramos en Francia y pues surgió. Sin embargo, esta vez fue diferente y unas semanas después, justo antes de que yo volviera a España, Alba se acercó hasta mi hotel y me confesó que estaba embarazada sabiendo de sobra que el bebé era mío. Estaba super nerviosa porque no sabía que hacer. Ella quería tenerlo pero no sabía si yo también, si estaba dispuesto a encargarme de él independientemente de que no quisiera estar con ella...

– Vaya. ¿Y cómo reaccionaste?

– Le planté un enorme beso en los labios y le dije que estaría a su lado en todo momento.

– Dios mío, Dani – me puse una mano en el corazón – Es lo más bonito que he escuchado nunca – torcí la cabeza con aire tierno – ¡Ya era hora de que estuvierais juntos! – le pegué suavemente en el brazo y él soltó una leve carcajada – Ahora enserio, me alegro muchísimo por ambos, y sobretodo me alegra que os haya unido una tercera personita.

Volví a abrazarle.

– Pero Val – dijo separándose – No digas nada a nadie. Queremos hacerlo cuando llegue el momento adecuado.

– No te preocupes, tu secreto está a salvo conmigo... Soy una tumba.

– ¿Pinkipromesa? – dijo elevando el dedo meñique y yo se lo estreché con el mío.

– Pinkipromesa – respondí y ambos reímos.

Ahora quizás entendía por qué Alba se había preocupado tanto con lo de la anciana. Puede que hubiera ido después de que se hubiera enterado de que estaba embarazada, la bruja le hubiera dicho algo sobre el niño y en ella hubiera despertado un instinto maternal que antes desconocía.

Minutos más tarde, Alba, Thom y Liam llegaron al parque. En cuanto vi a la chica no pude evitar levantarme y correr a abrazarla.

– ¿Qué pasa? – preguntó extrañada, con la bolsa se chuches en el aire para que no se las tirara.

– Que te he echado muchísimo de menos – respondí muy pero que muy feliz.

***

Al día siguiente madrugué como todos los días para ir a clase. Dani y Alba no dijeron nada ayer sobre lo suyo. Aquel era un muy buen momento para contarlo. Estábamos todos presentes. No entendía por qué no lo habían hecho. Sin embargo, ni pregunté ni le volví a sacar el tema a Dani.

Me duché, desayuné y me vestí con unos vaqueros y una sudadera.

Estaba nerviosa, quizás por volver a ver a Álvaro y hablar con él. Sin embargo, estaba más que preparada.

Mi Mejor Enemigo #MME3Where stories live. Discover now